EduLaman
07-10-2024 09:03

Une asesine, sangre, gore fest, misterio, bajada de línea cuasi mormona, pocos géneros en la historia del cine pueden ostentar una receta tan interesantemente atractiva como el subgénero del slasher. Así como Jime les hablaba de la incomodidad en el cine, hoy les vengo a comentar una joyita que paso de la gloria al culto y de vuelta a la gloria: la saga fílmica de Scream.

El Grito de Munch

Eran los años 70 y business is booming con la falopa, la liberación sexual y la rebeldía política en los Estados Unidos. Quizá no es de extrañar que una respuesta tan reaccionaria a nivel cultural como son una serie de películas acerca de adolescentes casi adultos siendo mutilados como castigo a sus constantes ofensas a las buenas costumbres haya salido de una industria del cine pro “apto para todo público”.

Sin embargo, ¡qué respuesta fue! En muy poco tiempo, sagas como Viernes 13 o Halloween (ya más en la década del 80) estaban sacando un lindo billetín por ejemplares de celuloide que habían costado demasiado poco en comparación a otros incluso de su mismo supragénero.

Lamentablemente y como es común en el país del norte, todo lo que sube tiende a estamparse contra el suelo. No fue distinto en el caso de los slashers que, al llegar los noventa, ya veían desaparecer los huevos de oro al igual que las pocas buenas ideas para hacer películas. Si bien el fenómeno era extendido en todo el género de terror, a mitad de los años 90 pasó algo con toda esa juventud que venía de decepción en decepción…

Scream

Un line-up que mezclaba a actores desconocidos con conocidos: toda una jugada maestra.

Smells like teen disappointment

Estábamos llegando a la cúspide del cine en VHS, los rentals, las horas llamando por línea fija, pero también el comienzo de internet y la era digital. Corría el año 1996 cuando el visionario Wes Craven se le ocurrió prestarle atención a Kevin Williamson y darle forma a una genialidad que terminó por pegarle un sacudón a este tipo de películas: un slasher consciente de sí mismo.

No era necesariamente una idea innovadora, y siempre estaba el riesgo de que caiga en lo inverosímil y en la comedia, pero de la mano de un maestro como el padre de Las colinas tienen ojos y La última casa a la izquierda (pasando por la que es quizá su obra más conocida, Pesadilla en Elm Street) llegó el baldazo de ingenio que necesitaba el terror. 

No voy a dar spoilers, pero sí les voy a decir que, la subversión de la fórmula en conjunción con personajes que van de la credibilidad a la ingenuidad en muchos momentos gracias al guión, crea y encapsula la esencia teen de los 90. Una condición adolescente que venía por completo abrumada y cansada de los fracasos de “los años de Reagan” y que necesitaba explotar por algún lado.

Scream

La inspiración para el cine spoof más representativo de la época.

Slice and Dice

Más aún, no sólo la saga original le toma el pulso a la cultura noventera, sino también a todo el futuro del género. La ahora franquicia de Scream trasciende su propio límite al darnos una explicación natural sin sobreexponer de cómo funciona el cine, casi al punto de que podemos leer el cine de los 90, los 2000 y los 2010 tomando nota de cómo mutan los guiones de cada entrega.

Cuando muchas otras obras autocontenidas se volvieron de culto (como The Craft) al exponer la vida noventera, Scream logra pararse y, lo más importante, sostenerse a través de las décadas y lograr reelaborarse en una franquicia, pero sin perder su centro de autocrítica y mofa a como el cine hollywoodense le mama las tetas a ideas ad infinitum… Pero siguiendo reglas establecidas que todas las franquicias (y Scream más que nada) deben seguir.

Precisamente, cuando otras entregas que se dedican a analizar el comportamiento social (como Night, Dawn y Day of the Dead de Romero), pero quedan a la especulación de su tema más que a su mensaje, el éxito de Scream es no ser fácil de replicar, aunque nos sigue sonando lo bastante genérica como para seguirle el ritmo. No obstante, esto tenía un fin particular: ¿recuerdan cuando dije “los adolescentes necesitaban explotar por algún lado”?

Scream

El genio detrás de la obra: que en paz descanse en el mundo de las pesadillas.

Las películas nos vuelven creativos

Como mencioné, era la mitad de los noventa, pero socialmente hablando un evento trágico marcó una separación en los jóvenes de esa década: Columbine. La masacre de Columbine le dejó un mal gusto a toda la etnia grunge Yankee y no era por nada: una de las explicaciones más difundidas al por qué del evento no era la disfunción social, el acoso escolar, la incapacidad pedagógica del sistema, no, era la violencia en los medios; principalmente, la violencia en la televisión y el cine.

Sí, así como habían iniciado una cacería de brujas en los ochenta por el metal (que, dicho sea de paso, hablamos sobre este género musical acá), ahora le tocaban sus cinco minutos en la hoguera al cine de terror y la televisión violenta. Es aquí donde Wes Craven y Kevin Williamson se piantan (un poco para defender al rubro, otro poco para cantar las cuarenta) y analizan la ansiedad juvenil y el antagonismo social para demostrar lo caníbal y violento que puede llegar a ser esta confrontación de fenómenos, desde el cine sin más.

Así que, aquí lo tienen, si quieren una muestra de la cultura noventera, la explotación de Hollywood hacia eventos trágicos y una explicación de qué carajo es una recuel o una “franquicia”, no tengo mejor saga que presentarles que la de Scream: sangre, misterio y por qué corno no hay que contestar el teléfono fijo a la noche cuando estamos solos… Huh, interesante explicación a ese miedo milenial.

Download Ghostface (Scream) Movie Scream HD Wallpaper


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EduLaman
Antiguo estudiante de traducción, luego titulado, y más viejo aún intento de universitario de historia; hoy entusiasta y amante del armado de PC que se consiguió un título de técnico. Capitán Proletario para los amigos de las plataformas de videojuegos. linktr.ee/EduardoLamancusa