Sole Zeta
08-02-2024 21:46

El cadáver de la Ley Ómnibus todavía no se había enfriado en la noche del 7 de febrero, cuando llegó una noticia impensada: tras anunciar que el gobierno no enviaría más leyes al congreso en el presente año, un grupo de diputados de La Libertad Avanza (incluyendo a Zago, el presidente del bloque) presentó un proyecto para volver a penalizar el aborto.

Por supuesto, en pocos minutos femitwitter estaba en llamas. Las redes de militancia se comenzaron a recomponer en instantes. Y en ese momento llegaron noticias inesperadas: voces importantes del oficialismo comenzaron a negar que esta fuera una iniciativa oficial. E incluso, algunos diputados que figuraban como autores del proyecto negaron haber firmado el mismo. La propia Rocío Bonacci, autora principal del proyecto e hija del nazi José Bonacci (quien en su campaña presidencial del año 2011 afirmaba “esta democracia no funciona”), aclaró en su twitter: “No son firmas de puño y letra, son acompañamientos de miembros de mi bloque, con los que previamente charlamos acerca de este proyecto, algunos por WhatsApp

Más allá de la posible causa penal por falsificación de documento, este proyecto parece encaminarse a ser abortado. Sigue los pasos de la Ley Omnibus que aparentemente no volvería a discutirse tras su vuelta a comisión. Una regularidad desnuda algo aún más terrible que la ideología nefasta e inhumana que profesa el partido de gobierno: su total y absoluta incapacidad.

Sin retroceder más de un par de días, recordemos el papelón que cometió Guillermo Francos, tal vez el mejor cuadro del gobierno, cuando se enteró en vivo que la vuelta a comisión de la Ley Omnibus implicaba la reiniciación total del trámite, perdiendo la aprobación general:

Una constante: en el armado oficial hay un déficit gigante de personal calificado. Sacando a Francos (ex funcionario de cuarta línea del albertismo) y los recién llegados del PRO (con Caputo y Bullrich con pocos a nulos éxitos en sus gestiones anteriores), los dirigentes de La Libertad Avanza son, con una mirada generosa, una colección de improvisados. El propio Milei es un economista que jamás gestionó nada (su trabajo en el Grupo América era de asesor financiero, no un puesto gerencial) que se hizo famoso como panelista de televisión. Pese a sus intentos por mostrarse como intelectual, sus credenciales académicas son nulas. Su hermana, que ocupa la estratégica Secretaría General de la Presidencia, hace un par de años vendía tortas por Instagram. La superministra Petovello tiene como única formación relevante a su cargo una carrera de dos años de la Universidad Austral, vinculada al Opus Dei. Bonacci, la autora del proyecto anti-IVE, era podóloga. Lilia Lemoine, cofirmante, cosplayer y maquilladora.

Y ojo, que no se malinterprete mi punto: que una persona del oficio que sea llegue a la Cámara de Diputados está perfecto. El blanco predilecto de los libertarios, Natalia Zaracho, era (es) cartonera. El diputado trotskista Alejandro Vilca asumió su banca vestido en su uniforme de recolector de residuos. Históricamente las listas del PJ han estado llenas de sindicalistas de diversas actividades. Y esto es un mérito. Pero en todos estos casos hablamos de personas que además de trabajadores son cuadros políticos con una trayectoria de militancia. En un espacio político normal la única manera de alcanzar un lugar de relevancia es demostrando formación intelectual, aún si es obtenida fuera de los claustros universitarios. Los propios espacios se encargan de eso.

Incluso aliados del oficialismo parecen ofuscados por esta incapacidad. Pichetto pasó todo el debate de la ley Omnibus implorándoles que se dejen ayudar. El radical Rodrigo de Loredo casi le imploraba al oficialismo que le dejaran votar a favor de una versión levemente menos desquiciada del proyecto. Incluso el Poder Judicial, histórico obstáculo para el kirchnerismo, no de para emitir fallos en contra del DNU 70/23, incluyendo todo su capítulo laboral. Hasta el gorilismo más rabioso tiene sus límites.

A veces el grado de inoperancia oficial es alentador. Podemos llegar a pensar que si son incapaces no lograrán llevar adelante su programa de gobierno. Incluso puede ser tentador caer en razonamientos del tipo “Si estos tipos llegaron a donde están con un curso de dos meses en la Universidad de la Hamburguesa, yo todavía puedo pegarla”. Pero la realidad es aterradora: es más peligroso un gobierno incapaz que uno ideológicamente nefasto.

Sin ir más lejos, en los últimos días Milei anunció su intención de mudar la embajada argentina en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una movida sensible que implicaría reconocerle a esa ciudad (en territorio ocupado) el status de capital de Israel. Sólo Estados Unidos, Kosovo, Papúa Nueva Guinea, Honduras y Guatemala tienen sus embajadas en esa ciudad. Hacerlo nos involucra en un conflicto internacional innecesariamente.

Y también en la administración nacional pasan cosas similares: aparentemente nadie en el gobierno sabía que al nombrar un Jefe del Ejército la ley exige pasar a retiro a todos los generales con mayor antigüedad, provocando la baja de 22 generales en diciembre pasado. Aún si creemos en la solidez de nuestra democracia (¿creemos?), como mínimo se trata de un despilfarro de personal cuya capacitación de décadas cuesta una fortuna.

En fin. Siento que esto es un desperdicio. Casi mil palabras, para algo que Perón pudo resumir en 15 segundos. Por algo Perón fue Perón y yo tuiteo:


 


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Sole Zeta
Co-editora de este antro. Nerd profesional. Estudiante tardía de gamedev. Además soy trans.