Que Elon Musk sea nazi no debería resultarnos sorpresivo.
Un poco de background: hombre blanco sudafricano nacido durante el Apartheid heredero de minas de diamantes. El capitalismo tiene la afición de esconder su nazismo hasta que le resulta inevitable y necesario. Es así que cuando Musk apareció en la escena mundial hace unos 15 años parecía un nerdo simpático. Todavía no estábamos al tanto ni de su historia personal ni de sus trapisondas financieras.
Los capitalistas actuales suelen usar la cultura popular y a sus adláteres como escudos. Musk, Bezos, Zuckerberg. Los “chicos de sistemas” que aman los videojuegos, “El Señor de los Anillos” y programar en COBOL. “Son como nosotros” dice una ristra de pelotudos que sufre cuando llega la boleta de electricidad.
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Los multimillonarios capitalistas herederos solo rinden pleitesía al capital. Es por eso que Zuckerberg, un judío americano reformista, descendiente de judíos polacos, alemanes y austríacos puede sentarse en la misma mesa que Elon Musk apenas 10 segundos después de observarlo hacer el saludo nazi. La religión, la historia personal, la tragedia, solo se utilizan en casos de necesidad económica.
Insisto, el saludo nazi de Elon Musk solo sirve como recordatorio de que todos ellos son en una u otra medida “nazis”. Cuando Zuckerberg, de vuelta, un judío de la rama progreliberal, dice que en sus redes sociales se va a poder ser un forro porque “es lo mainstream”, esta justificando su propio acercamiento a la doctrina que liquidó a sus parientes. Porque a ese nivel de CAPITAL ya deja de importar lo que pueda dictar el corazón.
Es importante recordar que hubo colaboración judía (La Vanguardia Germana por ejemplo) que apoyó el ascenso del nazismo. Judios, si, pero principalmente anticomunistas y violentamente sionistas.
Siempre se puede estar del lado del opresor mientras haya temor o guita.
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Lo que importa verdaderamente es como el 50% del mundo apoya al nazismo. La sospecha es que las generaciones dominantes actuales están tan lejos en el tiempo de procesos dictatoriales de ultraderecha que no pueden comprender la magnitud del peligro.
De forma irónica (y dolorosa), la era de la hiperinformación nunca lo fue. Una vez que tuvimos acceso a todo el conocimiento del mundo, nos abocamos a permitir que lo escondan debajo de memes, influencerismo, y pacatería.
Anécdota personal que creo que es relevante: en Facebook administro una serie de comunidades (el OLDVERSE) sobre diferentes hobbies e intereses. Dentro de esa comunidad hay su sección de Memes que es, como imaginan, el reducto mas popular con 75 mil miembros. Solo la sección de memes tiene mas miembros que todas las restantes JUNTAS. Cuando me propuse cerrarla, explicando porqué (las razones son las de este escrito) ocasioné un revuelo de indignación en la que llovieron críticas, amenazas, mensajes por privado. Nunca sucedió algo así con las comunidades donde se habla de cosas mas interesantes o importantes.
Lo de fingir demencia es manufacturado. Vivir embobado por la pavada prohibe reaccionar. Es parte de la estrategia. Estas desinformado, estas bobo, y cuando algo alcanza tu interés, tenes un espacio aséptico para ventilar tu bronca casi sin repercusiones (capaz Patito Bullrich te manda un patrullero por postear en una red).
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De este lado se habla de “La Era Pelotuda” como símbolo de que nunca fuimos tan pelotudos, tan ignorantes. Hay como una conexión entre ser pelotudo y ser nazi. Una muy íntima. El miedo te hace pelotudo y te hace nazi. El miedo a adquirir conocimiento, a mejorar como persona, a formar parte de un colectivo cuyo objetivo sea el fin de la desigualdad social. Los Nazis entienden este miedo primordial del ser humano y lo atacan. Cuando Trump sale a decir que “Existen solo dos géneros” en tanto no le afecta la infinidad que existe de ellos, no está buscando la reacción de la comunidad LGBTQ (no de forma principal), está atacando el miedo primordial de la gente pelotuda que imagina un fin a su estilo de vida si otros adquieren derechos. Es exactamente el mismo movimiento de piezas que hablar de muros y fronteras. La idea de que los derechos no son ni pueden ser UNIVERSALES, sino objeto de una competencia donde unos ganan, y por lo tanto, otros deben perder.
Previo a la “Era Pelotuda” tuvimos la “Era Reconciliada”. El momento donde la narrativa empujada por los nazis arrepentidos (los capitalistas bah) es que la sociedad solo avanza como una sola y que hay que abandonar viejos resentimientos. Por supuesto que hubo dádivas. El ser humano no puede sobrevivir en conflicto constante, y abandonado a sus pocos recursos, normalmente tiende los brazos. Busca esos lazos para vivir en paz. Le suministran cientos de millones de horas de consumo cultural con ideas de reconciliación y cercanía. Sufre por los hijos del Zar. Protesta por los fondos de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y mientras vive en esa selecta paz y vacaciona en Mar del Tuyú, los nazis arrepentidos (los capitalistas) ya no se arrepienten mas y con sus enormes recursos comienzan a reconstruir su paraíso para pocos.
Pero que simpático estuvo Elon con Iron Man.
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