El Villano de la Semana
17-12-2024 10:18

El pasado 7 de marzo, en respuesta a un twit en el que la diputada del FIT Vanina Biasi anticipaba la enorme movilización que se realizaría el 8M, el vocero presidencial Manuel Adorni la desafió a una partida de Age of Empires II, para ver quién “tenía razón” sobre la posibilidad de ganarle en las calles al ajuste que está llevando a cabo el gobierno de Milei. Más allá de lo patético de la respuesta de Adorni, teniendo en cuenta su rol de vocero presidencial, me interesa detenerme en una cuestión concreta: no parece casual la identificación del libertario con el Age of Empires, considero que plasma de manera precisa varios de los principios de la ideología neoliberal hegemónica

Para analizar cómo esta saga de videojuegos realiza representaciones histórico-sociales derivadas del paradigma neoliberal-positivista, encuentro oportuno realizar un análisis comparativo con Pentiment, otra obra que, a priori, poco tiene que ver con el Age of Empires en cuanto a género, público objetivo, mecánicas, etc; pero existe un punto en común: ambos representan un mismo período histórico

Quiero dejar bien en claro que con el análisis que desarrollaré a continuación no estoy de ninguna manera hablando mal de Age of Empires en tanto saga. Me parece que son todos grandes juegos, piedras fundamentales en la consolidación del género de estrategia en tiempo real (RTS), y además han sido adoptados en Argentina  con un cariño especial durante la década del 2000 por toda una generación de jugadores. Sin embargo, justamente por la enorme importancia que han tenido, considero relevante el realizar un análisis crítico sobre sus representaciones histórico-sociales.

Age of Empires II_ Definitive Edition 25_09_2024 11_46_01 p. m.

Age of Empires Versus Pentiment

Es necesario comprender que, si bien Age of Empires y Pentiment, entran dentro del paraguas de los “videojuegos”, se trata de dos productos totalmente diferentes en muchos niveles:

Mientras que Age of Empires es una saga histórica aunque 100% vigente, que se inició en 1997 y que se compone de cuatro títulos principales numerados, más una gran cantidad de expansiones, spin-offs (como mi querido Age of Mythology), remasterizaciones y remakes; Pentiment es una aventura gráfica de corte narrativo lanzado en 2021, que si bien tuvo el financiamiento de Microsoft para su desarrollo, el mismo fue llevado a cabo por un pequeño equipo de 13 personas. 

Los Age of Empires consisten, a grandes rasgos, en la gestión de unidades e infraestructura y la recolección de recursos, ocupando el jugador una suerte de rol de “director invisible” de una nación. En el caso de Pentiment nos pone en la piel de un único personaje, Andreas Maler, que vivirá una serie de acontecimientos durante su estancia en el pueblo ficticio de Tassing ubicado en Baviera a comienzos del siglo XVI

pentiment - palimpsesto

Ambos podrían ser considerados “de nicho”. El Age of Empires, si bien siempre propone interesantes campañas para jugar individualmente, en las que seguimos la histórica de personajes como Juana de Arco o William Wallace, se destaca especialmente por su apartado multijugador, por lo que posee una comunidad mucho más activa y constante que Pentiment, el cual dura unas 20 horas (relativamente corto para un videojuego), y está pensado para ser una experiencia de única vez, a menos que el jugador se quede con muchas ganas de descubrir todos los secretos que esconde.

Queda claro de esta manera que se trata de dos títulos con propuestas muy diferentes. Sin embargo, como he mencionado, hay algo que tienen en común, que es que en ambos se representa un mismo período histórico, así como el paso del tiempo dentro del mismo.

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El paso del tiempo 

Uno de los elementos que me parece interesante poner sobre la mesa es la forma en que estos títulos conciben al paso del tiempo. Age of Empires plantea una sucesión de “Edades” desde una perspectiva que se puede encuadrar claramente como evolucionista, concibe al devenir histórico como unidireccional, con etapas preestablecidas, como pasos a seguir, en la que siempre es “bueno” y “deseable” el avance de una Edad a la siguiente, obteniéndose únicamente mejoras a partir de esta evolución, y dejando obsoletas a las unidades de Edades anteriores. 

Por su parte, Pentiment nos propone entender el devenir histórico desde una perspectiva más cercana al materialismo histórico. En este sentido, no solo la lucha de clases toma un lugar preponderante en el desarrollo de la historia (como veremos en el siguiente párrafo), sino que uno de los temas principales tiene que ver con el concepto de “palimpsesto”, poniendo de relieve cómo las ideas, creencias, tradiciones, e incluso la arquitectura del pueblo de Tassing, han sido construídos históricamente a partir de la interacción, apropiación y re-apropiación de elementos culturales de poblaciones anteriores.

El otro elemento clave que considero necesario poner en perspectiva, es el modo en que ambos representan a la sociedad. En Age of Empires, las diferencias sociales se plasman básicamente a través de las diferentes unidades disponibles, las cuales tienen diferentes costos y cumplen diversas funciones necesarias para llevar una partida adelante. En el desarrollo de las partidas queda evidenciada la importancia de la clase trabajadora dentro de estas sociedades, siendo los aldeanos la unidad clave que permitirá la recolección de recursos y la construcción de infraestructura, y por lo tanto la que dará lugar a que todas las demás se desarrollen. Sin embargo, se trata de sociedades con ausencia de conflicto social. La guerra es siempre con los otros jugadores. Dentro de la propia facción, todas las unidades tienen “puesta la camiseta del equipo”. 

No existe lucha de clases, no genera ningún inconveniente la distribución del ingreso, y, si es necesario, las unidades pueden continuar con su total obediencia pese a que haya falta de vivienda o de comida. De hecho, de ser necesario , las mismas pueden ser eliminadas, como una especie de fusilamiento virtual, sin consecuencia alguna. Lo importante es ganar la partida y que a nivel “macroeconómico” la situación esté controlada.

Por su parte, en Pentiment no hay unidades sino personajes, cada uno con su historia, sus deseos, sus amores y sus desamores. Pero, sobre todo, hay relaciones sociales. Nos encontramos con campesinos, artesanos, monjes y monjas del monasterio dúplice de Kiersau, el Abad que gobierna el monasterio y las tierras del pueblo de Tassing, el cual a su vez responde al Duque de Baviera.

Uno de los conflictos principales se desata a partir del aumento de impuestos que establece el Abad sobre los campesinos de Tassing, quienes aliándose con los artesanos, se debaten sobre si llevar adelante una revuelta popular contra el monasterio,  temiendo a su vez por las posibles represalias que podría tomar el duque en ese caso. Así, se pone en evidencia cómo la lucha de clases es la que a fin de cuentas lleva adelante el desarrollo de la historia.

En síntesis

Si bien pienso que los videojuegos son productos culturales cuyo alcance es capaz de ir mucho más allá del simple entretenimiento, pudiendo convertirse en herramientas de transformación social (les recomiendo, por ejemplo, que jueguen Atuel, argentino y gratuito, se completa en unos 20 minutos y es una experiencia maravillosa),  entiendo que el mundo distópico en el que vivimos nos lleva a muchas veces querer consumirlos para divertirnos un rato y ya. Y está perfecto. 

De ninguna manera vengo a juzgar a quienes deciden pasar el rato jugando, por ejemplo, un Call of Duty, con la glorificación de la guerra imperialista que esta saga representa (de hecho, yo lo hago). 

Lo que sí creo pertinente es estar atentes, que seamos capaces de realizar un análisis crítico de los productos que consumimos, para que no pasen inconscientemente a formar parte de nuestro sentido común, y, por otra parte, para que nos demos también el tiempo de jugar joyitas como Pentiment o Disco Elysium, que, además de entretener, nos brindan la posibilidad de reflexionar sobre la realidad en la que vivimos.


Para profundizar en los temas que, muy por encima, se abordaron en este artículo, recomiendo la lectura del libro  “Marx juega – Una introducción al marxismo desde los videojuegos (y viceversa)” de Antonio Flores Ledesma. En particular, en el capítulo 1 profundiza en el modo de representación de la lucha de clases en juegos como Frostpunk o Cities: Skylines, mientras que en el capítulo 3 se centra en la construcción de una linealidad histórica hegemónica, analizando juegos como Sid Meier’s Civilization VI, Europa Universalis IV o Hearts of Iron IV.

Jueguitos sutilmente políticos


Julián Stramigioli

Nuestro Villano de la Semana es Julian Stramiglioli:

Soy arquitecto geselino, docente en la FADU, a una defensa de tesis de la Maestría en Desarrollo Urbano y Territorial. Socialista. Estoy aprendiendo programación, y me encantaría poder trabajar en algo relacionado a videojuegos. Si querés contactarlo para charlar de su artículo, podés hacerlo a través de su Instagram.
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