

Las Mieles del Triunfo
Se ganó.
A respirar tranquilos un rato.
Estoy (estamos) sorprendidos. Tal vez no por la victoria, algo que se hablaba en murmullos, sino por la magnitud, dado que se competía contra una suerte de alianza entre LLA y PRO, que no necesariamente se dio en los papeles porque el PRO también iba con PotenciaBA. La diferencia de 14 puntos puede tener muchas explicaciones válidas. Algunas optimistas -las que elijo creer- y otras más en el campo de la ficción política que le gusta a los Asis, Marcelos, y otros badulaques del servilletismo.
Las razones optimistas tienen que ver con un pueblo bonaerense agotado por el incansable maltrato económico al que nos somete un gobierno que se dice liberal pero que a diario hace lo contrario a lo que dictan los libritos de consulta. Sin ir mas lejos, el Ministro de Economía (que se rumorea que renuncia en breve para ir a asolearse el ano en alguna playa paradisíaca) está interviniendo en el mercado de cambios para evitar disparadas. No es gratuito ajustar a los sectores vulnerables mientras el 1% se hace aún más pudiente a tasas chinas. Con los impuestos que le perdonó el gobierno a Marcos Galperín, se pagaba aumento a jubilados por varios años. Pero aquí recae el principal problema de la doctrina liberal. Nunca es a favor de los desfavorecidos por la ruleta. Siempre busca beneficiar a los que ya tienen. Un error de LLA fue medir mal cuanto tiempo iba a aguantar el latigazo el azotado.
Hoy ya lo sabemos: un año y nueve meses.
Apenas revelados los resultados, los fanáticos libertarios (que tienen mucho de lo primero y sorprendentemente poco de lo segundo) salieron con la batería a la que nos tienen acostumbrados desde hace un lustro:
“Les gusta cagar en baldes”, “Este país es una villa, ¡Ezeiza!”, “Ojalá el dólar se vaya a $7500” y más en ese tenor.
Sería interesante recordar las veces que el peronismo perdió legislativas en Buenos Aires, como para que entiendan que nada es tan lineal. Sí, inobjetablemente, Buenos Aires tiene una suerte de mayoría popular peronista. No obstante, hace diez años gobernó María Eugenia Vidal, y supo tener un Congreso provincial numeroso de aliados amarillos. Es decir, y aunque suene irritante, “es más complejo”. El asunto es pensar la realidad como un “peronistas vs antiperonistas” cuando todos los partidos que disputan el poder tienen un caudal de peronistas adentro. Es justo decir que por eso LLA refuerza siempre que la guerra es contra el kirchnerismo. Porque les resultaría imposible, con tanto peronista adentro, alguna otra clase de semántica. El PRO, en su momento, lo entendió bien.
El votante de a pie mega gorila, no lo tiene tan claro.
Hace dos años el país decidió elegir a Javier Milei como presidente por razones que creemos haber intentado explicar desde que existe Mecha. Para llegar al “puesto menor”, Milei tuvo que perder la primera votación. En el ballotage, con el voto prestado por el PRO, la victoria de LLA fue inapelable.
Los recibidos de Ciencias Políticas hacen este cálculo. Perder la provincial para ganar la nacional.
Dado que en un mes se vota de vuelta, es posible analizar que ayer el PRO guardó a sus votantes (o se guardaron solos, bah) como muestra de fuerza. Como manera de decirle a Milei que “solo no existís”. Lo cual es discutible pero los resultados mucho no se discuten.
En este panorama, un Milei que se creía poderoso y omnipotente se vé de vuelta arrastrado a una necesidad de negociar con Macri. La pregunta es QUÉ cosas, con las listas cerradas. No lo sabemos.
Si los rumores sobre el boleto picado son ciertos -y provienen de fuentes más o menos confiables- atrás queda el caballito de batalla del Partido Militar, que tiene la banca de muchos, principalmente porque evitó meter los dos pies en el barro desde que son gobierno.
Otros rumores hablan de que si se van, se van todos juntos, pero yo no veo y no me parece sensato analizarlo ahora, porque todo lo que puede suceder en la peruanización (y les pido disculpas a los hermanos peruanos) de la política nacional, sucedería post elecciones de octubre.
Hoy la victoria es de Axel Kiciloff que acertó en desdoblar peleándose con todos y aguantando los embates del club de las tres rayas.
Hoy se festeja que les entró la bala. Pero como dice el personaje de Woody Harrelson en Zombieland:
Double tap.