Experimentar, disfrutar, reinventar. Nuestra cultura toda está repleta de historias repetidas hasta el hartazgo que en algún momento fueron reinventadas a veces como forma de modernización y otras como ejercicio de expansión sobre una temática poco explorada por le autore original.
The Protomen es una banda norteamericana creada en 2003 por graduades de la Universidad del Estado Medio de Tennesse, argumentando la existencia de un vacío en la escena del rock que sólo podía ser rellenada por, y cito, “adultes que se pintan como robots y tocan rock furioso basado en un videojuego de los ochentas”. Y vaya que lo hicieron.
Una breve estática producida por el roce entre púa y vinilo nos abre la puerta a esta distopía musical. A continuación, un arpegio de guitarra clásica nos marca la cancha: hay melancolía en este relato. Estamos en el año 200X, nos cuentan de un tal Wily y un fulano Light e inmediatamente conocemos el videojuego: están hablando de Mega Man.
Pero lejos del mundo representado en los jueguitos de NES con el pibito que tira limones a robots regordetes de diseños simpáticos, The Protomen viran a algo más oscuro y, para quien escribe, mucho más atractivo que la propuesta original. The Protomen (2005) nos cuenta cómo Wily y su ejército de robots gobiernan con mano de hierro (sic) una población de gente resignada sin un atisbo de rebelión en sus corazones.
Light, una suerte de contraparte de Wily, trabaja de día para el gobierno pero por las noches, y durante años, sacrifica horas de sueño para construir el robot definitivo, Proto Man, determinado a ponerle punto final a la dictadura de su ex-colega. Basta solo el primer tema, Hope Rides Alone, para describir todo este paisaje orwelliano e, incluso, presenciar la muerte de Proto Man a manos de los robots de Wily mientras los humanos miran la masacre sin reacción repitiendo una y otra vez “somos los muertos”. No hay convicciones, no hay batalla. Solo resignación.
Así este primer disco de la banda tennessiana (?) le mete salsa política, existencialismo y chispas de revolución al otrora tinte infantil que supo tener el Blue Bomber durante los primeros 6 juegos de NES. A través de sus 8 temas nos narran un conflicto sociopolítico que tiene como ejes al pueblo cautivo, manso y sin señales de respuesta contra un gobierno opresivo, y por otro el conflicto de un salvador que comienza la historia con una voluntad férrea pero que canción a canción cuestiona sus convicciones
Es curioso como personalmente di con este disco, dado que buscaba una banda de covers de los temas existentes de Mega Man para pasar el rato (ver Bit Brigade) y termine recontra angustiado con “niño robot azul meets 1984”.
Esta aclaración viene a cuento del estilo musical que maneja The Protomen. Tienen varias referencias a melodías y arreglos de los Mega Man tradicionales pero lejos están del chiptune upbeat de 8 bits glorioso que supo componer Manami Matsumae a fines de los 80s. Encuentran su hogar sonoro en la ópera rock: grandes pasajes instrumentales con grabaciones de sonido ambiente, letras que son diálogos entre personajes y repetición de leit motif incluso entre discos. Si tuviese que elegir tres ingredientes para el Protomen machiatto, serían algo así como dos medidas de Queen por una medida de Meat Loaf, amargado con una cucharadita de Radiohead.
Si The Protomen (2005) era un desvío tenebroso del eje fundacional, Act II: The Father of Death (2009) es darle rienda suelta a la creatividad de estos muchachines oriundos del mediano Tennessee. El segundo disco es mucho más melancólico, épico y funciona como precuela a los eventos de su antecesor. Se centra en cómo se llegó al golpe de Wily y la injerencia de Light en la escalada de poder de su colega. Una clásica historia de “mis ambiciones son nobles y por tanto voy a crear esta super tecnología”, que bien puede servir para asfaltar la calle más rápido o, si damos con el déspota correcto, para despojar de cualquier derecho a la civilización mientras se instala un régimen robo-fascista. Parecido a lo que pasó con las redes sociales y la ultraderecha, bah.
Hay una mejora sustancial en cuanto a producción, sonoridad y transmisión del mensaje. Prácticamente estamos escuchando un cortometraje que nos pasea por diversas emociones, te atrapa y no te suelta, y lo más “cómico” es que no hay rastros de Mega Man en todo el disco. Eso para mí le da un poder incalculable como obra, que trasciende del eje que le dió nacimiento para convertirse en un producto cultural independiente. A punto tal que Capcom mismo invitó a The Protomen a tocar en su stand de la comic con de San Diego (mascala, Nintendo).
La banda al día de la fecha sigue más activa que nunca, con un Act III en la cocina desde hace más de 10 años, muchos recitales (más que nada en Estados Unidos) y un par de discos de covers en el medio: uno con A Night at the Opera íntegro y otro con varios covers de los 80s llamado The Cover Up que, según la banda, es el soundtrack de una película con un mensaje en contra del gobierno de facto de Wily. Recomiendo ampliamente I Drove All Night, con un final glorioso inspirado ¿inconscientemente? en Pegasus Fantasy.
Hoy en día sigo en la búsqueda de otras bandas que hagan algo parecido a The Protomen pero no logro dar con algo siquiera similar. Les tengo un cariño especial desde y no quería dejar de recomendarla por su arte y su mensaje, que al día de hoy siguen sin claudicar. Vivimos tiempos tiempos complicados, con un puñado de Wilys que creen que se pueden llevar puesto todo para beneficiar a unos pocos. Acá es donde espero que nuestra historia termine diferente a la de estos discos: tenemos que llevar la lucha a las calles para que no nos encuentren cantando “somos los muertos” en el futuro próximo.