Sobre la censura de itchio, el feminismo liberal y gaymerz

La cruzada de "Collective Shout"
Sobre la censura de itchio, el feminismo liberal y gaymerz
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Sobre la censura de itchio, el feminismo liberal y gaymerz

¿Psyops, censura, gaymerz™?; si te interesa algo de esto, vení, pasate y tomá asiento que desde abril y con movidas que surgieron la semana pasada, se viene gestando un quetejedi ¡qué ni te cuento!

 

¿Collective qué?

Comenzó más o menos con el juego No Mercy. No es la primera vez que el colectivo de mujeres o femineidades en general protesten y sean vocales por, muchas veces, la catarata de vómito machista que es tal o cuál storefront.  Les más atentes se acordarán de “Rape Day” y la campaña que se hizo desde la comunidad de usuarios y de afuera para que bajen semejante insulto. Quizá esa, junto otras y variopintas pruebas (como el fracaso estrepitoso que fue Steam Greenlight), nos tendrían que haber preparado a la idea de que eventualmente a Steam, o a los servicios de venta de juegos en general, les iba a venir la trompada en algún momento… Pero no.

El 12 de abril, una muy jolgoriosa organización denominada “Collective Shout”, con raíces en Australia, aunque con un empuje evidentemente tremendo, se jactaba de haber logrado la quita de la tienda del juego en cuestión (No Mercy). El hecho en sí era no tan mal recibido: después de todo era un juego que apelaba a la fantasía machista e incestuosa. Acá el hecho más llamativo es que una orga tan alejada, tan periférica, lograse semejante tarea después de inundar con, según ellas, “…3000 correos electrónicos a la cuenta personal de Gabe Newell y colocar una petición con más de 70 000 firmas…”. Apa la papa.

Y es que aquí, lectore, que fallo. No tengo una smoking gun para decirte que “Collective Shout” pertenece o la financia tal o cual think-tank o entidad, pero puedo afirmar que esta movida se parece penosamente a la que empezaron a principios del siglo XX los puritanos con la Prohibición en Estados Unidos. Permítanme explicarles.

collective shout

Coup de Grâce

Hacia el viernes 25 de julio nos desayunábamos la noticia: Steam daba el brazo a torcer y accedía a remover de su lista de ventas todos los juegos con tags específicos, a saber, incesto, bestialidad, violación, abuso (sexual), entre otras. ¿Cómo? Simple: Collective Shout atacó por el lado más sensible, la pancita del asunto: el bolsillo de Steam. De alguna forma todavía no determinada, consiguieron el apoyo de los presidentes de las TRES compañías que gestionan la mayor cantidad de pagos en el planeta: Mastercad, Visa y PayPal, las cuales y en un comunicado que firman las tres, anuncian que si Stean no toma medidas contundentes contra juegos que respondan a los tags de más arriba, las empresas firmantes dejarían de gestionar pagos de clientes para con Steam. En criollo: o sacás los juegos o se corta la guita.

Funcionó: el 24 de julio, la conocida página online Itch.io (famosa por alojar una cantidad enorme de juegos indie de una cuantiosa variedad y de todos los colores) anuncia que quitará definitivamente todos los juegos que no sean seguros para su reproducción en público (NSFW por sus siglas en inglés). Bajo el argumento de que son radicalmente distintos a Steam, Itch.io decide cortar por lo sano y llevarse puesto decenas de títulos, incluso una miríada de juegos LGTB+. El 17 de julio previo, Steam ya comenzaba a recular al introducir la quinceava regla en su acuerdo de partnership y “claudicar definitivamente el control de lo que se sube a su tienda” al considerar como un “quiebre en los acuerdo de publicación vender juegos que infrinjan o contradigan lo que las entidades que gestionan pagos (Visa, Master, Cuenta DNI, lo que se te ocurra) consideran como adecuados”. Clásico de Gabe tirar el fardo a otres y esconderse.

En los sucesivos días, el gordito Newell hizo carpet bombing y borró de la tienda cientos de juegos con algún tag que no le cayera bien a Master o Visa. El modelo funciona. El ataque desde el flanco sobre quién maneja la plata resultó ser efectivo y lograr el impacto que, al menos por cómo festeja el bando australiano, querían lograr.

collective shout

¿Y qué significa?

Empecemos por el hecho de que la organización australiana no le importa a quién se lleva puesto. Cualquier cínico podría hacer un paralelismo con la mamá de Kyle en la película de South Park: con los chicos, no. En otra instancia, podríamos hablar de que el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones, aparte de que no es probable que salven a ninguna niña, adolescente o mujer de la explotación, abuso e incluso de la cosificación con esta censura indiscriminada. Algunas voces lo colocaron de manera bastante elocuente: si tu versión del feminismo se lleva puesto a minorías raciales, étnicas o miembres de la comunidad LGBT+ en sus proyectos para poder representarse libremente… Bueno, no sos Rosa de Luxemburgo aventándose con una bomba a una marcha militar. Sos más J.K. Rowling fumándose un puro y bajándolo con whisky en su castillo.

Tampoco se me malinterpreten: a mí no me quita el sueño que hayan borrado docenas de juegos de “incest loli”. Es más, al discutir con mis fuentes que me alertaron de lo que pasaba, mi posición era y es que Steam, como compañía, debería tener un control y una visión sobre su propia autocensura más sólida y que se rija por valores que representen a toda la comunidad: si se coloca un tag de “abuso” en un juego, que sea porque el contenido de este manipula la cuestión con un grado saludable de adultez, no porque responde a una fantasía heteroerótica de dominación masculina.

Por consiguiente, a este punto lo quiero subrayar: la falta de control y rendición de cuentas logró que un grupo de neopuritanas, que enarbolan banderas cuyas causas son totalmente laudables (pero con una visión completamente sesgada) abra la puerta a otros agentes maliciosos y que cuentan con un antecedente efectivo de cómo pueden agarrar por las partes sensibles a una compañía y eliminar, de un plumazo, cualquier elemento que consideren problemático.

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Vive la Resistence!

Obviamente, las respuestas no se dejaron esperar. Aparte de las amenazas (porque gaymerz™ nunca cambian) que Collective Shout recibió, las comunidades en Steam Forums, Reddit y otras comenzaron a organizarse y hasta incluso imitar, de cierta forma, la metodología que uso la entidad australiana. Peticiones en Change.org, repartir números de atención al cliente de los gestores de pagos; lo que todavía parece faltar es que se levante más revuelo por algo que considerablemente pasó desapercibido, excepto por la prensa más especializada.

En cierto sentido, hay un olor a “vinin pir nistris juigis” de virgo incel tremendo, pero las implicaciones a este tipo de jugadas exceden verdaderamente el reducido campo de visión de este tipo de gente. Si el Estado u entidades sociales fundadas en acuerdo muto de solidaridad hacia todes les que se ven afectades por la cosificación y el acoso hubieran iniciado una marcha contra el tipo de juegos que se denunciaban (una verdadera “limpieza de casa”, no una “tirada olímpica de fardo a otros”) esto probablemente se hubiera gestado con la misma respuesta, pero sin el miedo real de que lo peor, para todes, está por venir. El sabor es todavía más amargo, al menos para los que viven del lado norte del hemisferio, ya que no hace días que se presentó en el Senado estadounidense y se comenzó a tratar legislación para evitar justamente que gestores de pago nieguen servicio “por capricho”.

¿Qué pensás vos, ávide lectore, sobre todo esto? Contanos en los comentarios o en nuestras redes Acordate: seguí a @Revista Mecha donde puedas. ¡Apurate que nos pueden censurar!

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