La vejez nunca ha sido apreciada, al menos en la cultura occidental hiper consumista, centrada en lo nuevo, lo tenso, lo firme, lo brillante, lo suave y rozagante. Muchísimo menos para las mujeres. El término Silver Fox (que refiere a los hombres maduros atractivos, especialmente con pelo canoso) está mega popularizado pero su contraparte femenino: Silver Siren, es mucho menos conocido. De hecho, si lo googleamos, aparece cualquier otra cosa antes que mujeres hermosas con el pelo plateado.
La belleza a lo largo de la historia siempre obedeció a distintas normas de consumo según la moda de la época. Para ser hermosx según la tendencia del momento, había que tener determinado peso, medidas, corte de pelo, maquillaje, ropa, estilo de vida, tono de piel, etc.
En determinados momentos históricos (edad media, por ejemplo) tener un cuerpo no delgado era señal de status, significaba que esa persona tenía la posición económica para comer cuánto y lo que quisiera. Ahora esto cambió.
Mucho más valioso que la comida es el tiempo.
Desde la revolución industrial y la entrada de la mujer al mundo laboral, el tiempo para el autocuidado se convirtió en un bien preciado. Quienes pueden dedicar tiempo y recursos a estas actividades transmiten una imagen de bienestar y control sobre su tiempo. Este estilo de vida, asociado con hábitos saludables, no solo refleja un compromiso con la salud personal, sino también (y esto siempre parece ser más importante) una posición social privilegiada que permite priorizar el bienestar físico y mental.
La comida calórica o “chatarra” representa accesibilidad inmediata y conveniencia, relacionada a limitaciones (de tiempo, de recursos o de ambas)
Tener tiempo y recursos para hacer pilates, comprar comida saludable, no procesada y cocinarla es la nueva señal de status. La comida calórica siendo accesible económicamente no es un signo de abundancia ni poder.
Ser gordo es fácil. Si es fácil no es cool.
Esta misma dinámica se repitió hace no tanto tiempo, cuando las inyecciones de ácido hialurónico eran algo poco accesible para el común de la gente y sólo posible para las celebrities. Se puso de moda, por lo tanto creció la demanda, bajó el precio y se convirtió en un procedimiento accesible.
Cuando esto pasó, lo primero que hicieron las Kardashian fue disolverse todos los fillers.
Si es fácil es accesible, si es accesible no es cool.
Lo mismo está pasando con el botox, en su momento era incluso algo tabú, hoy está totalmente normalizado y en un arrebato de bandwagon effect hoy en día hay incluso kits para que te lo apliques en tu casa.
La sustancia
Definitivamente el 2024 fue el año del Ozempic, la droga para tratar la diabetes que se popularizó entre las celebridades queriendo bajar de peso.
Barbie Ferreyra, Oprah, Kelly Osbourne, Lizzo, Ariana Grande, Christina Aguilera, Lindsay Lohan, Amy Schumer son algunas de las celebridades que admitieron usar esta droga con el fin de adelgazar.
Ozempic actúa imitando una hormona natural llamada GLP-1 (péptido similar al glucagón-1), que le indica al cuerpo que está “lleno”. Esto ayuda a reducir el hambre y ralentiza la digestión, promoviendo así la pérdida de peso y la disminución de los niveles de azúcar en la sangre.
Además, prolonga la sensación de saciedad después de comer al estimular al páncreas para que produzca más insulina cuando los niveles de azúcar en la sangre aumentan y al ralentizar el movimiento de los alimentos a través del estómago.
Es un producto caro e inaccesible. Pero estudios confirman que cada vez lo será menos.
Se estima que para 2031 el mercado de drogas para GLP-1 va a ser de 150 mil millones. Si queremos poner esto en perspectiva, solo basta con ver la estadística en drogas para el tratamiento de cáncer: rondaron los 185 mil millones en 2021.
JP Morgan estima que para 2030 el 10% de los estadounidenses van a estar tomando algún tipo de GLP-1.
Es natural pensar que esta nueva tendencia relacionada a la belleza seguirá el mismo patrón que el AH, el peso, el botox, y tantas otras exigencias sobre los cuerpos femeninos.
Va a ser cada vez más barato, accesible y poco a poco se irá despojando del snob effect.
Será interesante ver cómo reaccionan estos cuerpos al dejar de recibir la droga, consecuencias que no están debidamente estudiadas porque la salud de las mujeres nunca fue prioridad.
Como cualquier droga “milagrosa”, seguramente tenga efectos secundarios que ignoramos (como pasó con las anfetaminas en los 90’, que iban desde dependencia, psicosis, hasta la muerte)
De hecho hay estudios que indican que parte del peso perdido proviene de masa muscular, huesos y otros tejidos, no de la grasa…
También suele ocurrir que la sensación de saciedad dura mientras se toma la droga y no cuando esta se interrumpe, generando el conocido “efecto rebote”.
Juventud de alto costo
Probablemente estemos viviendo la época de mayores avances tecnológicos en la industria de la cirugía cosmética, acompañado por el auge de los med spas (típicos centros que ofrecen tratamientos estéticos no quirúrgicos como aplicación de botox, etc). Hay un arsenal de tratamientos llamados “no invasivos” (que son lo más invasivos posibles) relacionados a que no se note el paso del tiempo.
En este afán de borrar el paso del tiempo, absolutamente desmedido, se fue perdiendo y desgastando el concepto de lo joven. Todas estas características que rodean a la juventud no están presentes en los resultados de estos procedimientos. La ingenuidad, la curiosidad, la espontaneidad, el entusiasmo, la frescura, la sorpresa, los gestos. Hay mujeres que prefieren dormir sentadas y no reir para no arrugarse.
¿Juventud entonces para qué? Sabiendo que sonará a cliché y naif: si la juventud no es para reírse ¿Para qué la queremos?
Es factible prever que una nueva tendencia reemplazará a esta, cada más vez más rápido que la anterior
¿Llegará algún momento donde presenciamos el paso del tiempo y la vejez como una cualidad de valor en la belleza? ¿Veremos la revancha de las Silver Siren florecer? ¿Lograremos que esté de moda reírse sin preocuparse en face taping? Y si es así, cuánto durará antes de que el propio sistema lo destruya, lo explote, lo mercantilice y lo deseche como un producto más?
Quizá es mejor que siga entre las sombras.
Nuestra Villana de la Semana es Sofia Ce: Moda, tecnología y comportamiento humano. Hincha de Banfield, de la señora de los velorios y de Lorna. Podés seguirla en Twitter.