

Personajes nefastos de cualquier mundillo
Soy completamente consciente que han existido grandes filósofos capaces de delinear las características de las personas y sus roles en la grupalidad, acá no vengo a cuestionar sus capacidades ni tratar de explicar lo que supieron interpretar con mayor profundidad y conocimiento.
El objetivo de este artículo es reirme un poco de nuestra propia humanidad y de cómo ciertos espacios siempre terminan replicando el mismo tipo de personajes. Yo puedo estar inmersa en una comunidad, pero a veces describo personajillos y me sorprendo cuando amigues de otros rubros siempre tienen sus propias versiones de cada uno, mismos comportamientos, distinto envase. De hecho, este artículo nació cuando conversaba de la “comunidad astrológica” a la que una vez pertenecí con una amiga que trabaja en cine… parecía que hablábamos de la misma gente y eran personas distintas.
Ojo porque esta nota no habla de personajes de grupos de amigos, si bien es posible que reconozcas a varios en tu núcleo amistoso, el listado le cabe mejor a pequeñas comunidades que todavía están en pleno crecimiento y, a su inicio, no tuvieron más que 20 figuras relevantes con cierta reputación. Todo esto, para mí se define como “mundillos”.

Así pero en la vida real
El “Se Vienen Cositas”
Este personaje siempre tiene algún proyecto en marcha, pero vuelca el 90% de su energía en anunciarlo antes de tiempo, 10% en comenzarlo y cuando menos lo sospechamos, su idea muere en el completo olvido.
Este tipo de comportamientos es más frecuente en personas jóvenes (30 o menos). Cuesta una buena cantidad de años volverse más consciente de nuestras limitaciones y hasta donde podemos llegar con lo que abarcamos. Sin embargo, esta edad no se circunscribe exclusivamente al terreno físico, porque se pueden tener menos de 30 años mentales y andar prometiendo proyectos con el ansia de “pegarla” cuando en casa nos esperan muchísimas responsabilidades.
Existe una tercera variante que se parece mucho al vendehumo, y es que simplemente están intentando poner en marcha la maquinaria del hype por algo que les entusiasma solamente a ellos, esperando que algún inocente caiga… no hace falta decir que despistados sobran.
Por suerte son personajes inofensivos, así que no queda más que ignorar las promesas y esperar un tiempo hasta ver que el proyecto realmente se ha gestado.
El Está en Cualquiera
Llega a la conversación sin prestar atención a nada de lo que se estaba charlando, impondrá su tema sin importar absolutamente nada. No confundir con un simple cuelgue. Sabe que estaban todos hablando de fútbol, pero su ansiedad no le permite esperar otro momento o disculparse por el off topic, va a tirar “¿Vieron lo que pasó en Polonia?” absolutamente de la nada.
Lo divertido de este personaje es que en un grupo de amigos de confianza simplemente se considera un falopero y probablemente se le haga un poco de bullying inocente; pero cuando ya estamos en la categoría “mundillo”, simplemente parecen egoístas cuyo único objetivo es cambiar el eje de la conversación porque la actual simplemente no le interesa.
Estaba buscando una imagen para ilustrar esto y encontré este video, todavía ni siquiera lo miré, así que…
El “estoy tapado de laburo”
Necesita demostrar constantemente que está hasta las manos y no para de trabajar.
Este personaje tiene dos variantes y no hay término medio: o de verdad trabaja demasiado y eventualmente tendrá un burnout real, sólo que no sabe como frenar y no acepta ayuda (posiblemente no sabe delegar). O la segunda opción: hace la mitad de lo que dice que hace y necesita aparentar porque le parece cool.
Generalmente (y es una pena) abundan más de la segunda variante. El verdadero problema de estos ases de la exageración es que no saben como sostener una mentira de forma cohesiva y en algún momento van a subir una foto a redes durmiendo una siesta, saliendo a tomar algo o simplemente respondiendo mensajes de forma instantánea a toda hora del día. Sí, a mí también me hace acordar a cierto presidente.
Si bien detectarlos es fácil si prestamos atención, es mucho más claro verlos en un espacio laboral. Y prepárense porque es dura la bronca que se siente.

Hay dos relojes, otra cosa podía ser.
El Culo Inquieto
La contemplación no es una posibilidad para estas personas, necesitan tener la agenda explotada de actividades y jamás van a tener 5 minutos para tomar un café con vos. Es bastante probable que el “True Trabajólico” comparta algo de su esencia si hacemos un diagrama de Venn.
Salen de trabajar y tienen un segundo trabajo, clases de canto, golf, taller de marroquinería, participación en una radio, dos bandas, un podcast, terapia, cinco cumpleaños, una despedida… así y todo tienen tiempo de salir a hacer las compras y si queda tiempo jugar algo antes de ir a dormir.
En sí mismos no son personajes demasiado nefastos, pero dale, no me vengas a refregar en la cara todo lo que podés hacer. Yo salgo de trabajar y sólo quiero estar en el sillón mirando una serie.

Este chabón es un overachiever, que le dicen. Duerme 4 horas, estudia mientras entrena, cocina, actúa, pinta ilustración realista… dale man, pará.
El Sapo de otro pozo
Esta es la persona que necesita estar afuera de absolutamente todo, sin irse nunca. Forma parte de una comunidad pero de alguna manera no se siente parte de ella. No sabemos por qué le hace falta demostrarlo, pero habrá variantes según el carácter de cada persona.
Están los sapos punk, que abrazan estas diferencias (que sólo ellos ven) y las remarcan constantemente mediante el sarcasmo o la crítica de lo que el resto hace, todo les parece mal pero realmente nunca proponen o muestran haber hecho algo que sea original.
Los sapos melancolía lloran todo el tiempo que no se les comprende y les gusta mucho analizar todos los condicionales de “que hubiera pasado sí…” porque disfrutan muchísimo regodearse en la oportunidades perdidas y, de paso, buscar culpables.
Los sapos inflados tienen el ego por las nubes y se elogian todo el tiempo a sí mismos sin ningún tipo de miramiento. “No tiene abuela”, decía mi vieja. Cada pequeño avance lo muestran como si hubieran escalado el Everest y realmente lo que más envidia nos genera es cómo se puede vivir en esa burbuja.
Todos los sapos tienen algo en común: es altamente probable que sus padres les dijeran que eran especiales y diferentes… y les creyeron.
El Primera Clase
Este personaje se parece mucho al sapo de otro pozo, con la diferencia esencial que se cree por encima de absolutamente todos.
No consume cosas de “mala calidad” y secretamente tiene categorías para absolutamente todo, pero en público se limita a juzgar aquello que se vuelve demasiado simple y popular. En mi grupo también le llamamos “El fan del cine ucraniano”, porque le encanta jactarse de sus gustos raros, exclusivos para personas con intelecto superior.
No te quepan dudas que será la primera persona en indignarse cuando algo de lo que le gusta se hace popular o es “banalizado” de alguna manera, como buen gatekeeper, pero con maquillaje.
Lo más interesante de estos personajes es que a pesar de creerse super inteligentes, no son capaces de verse a sí mismos, y mientras que son fácilmente identificables por su desdén y casi asco para tratar con el resto, todos los demás lo notan a diez cuadras de distancia.
El Flojo de Papeles
Este personaje generalmente tiene opiniones que vienen del medioevo pero por alguna extraña razón terminó encajando en una comunidad. Puede ser su simpatía, contactos o que ofrece algo que a mucha gente le resulta interesante.
Sin embargo, sólo requiere un poco de profundización para descubrir que detrás existe alguien con posturas extremadamente retrógradas, frases polémicas y cuando no, algún muertito en el placard.
Suelen ser buenos estrategas a la hora de elegir de quien rodearse, porque se alejan de cualquiera que les cuestione algo para evitar ser desenmascarados. Seguramente estén disfrutando mucho esta era porque se volvió a poner de moda indignarse por el feminismo, calentamiento global, la violencia al colectivo LGBT+, el maltrato animal, las vacunas, la tierra redonda y todas aquellas cosas que suelen ser defendidas por progres y gente de ciencia.
Son primos hermanos de…

Ahora que ganó Milei… ¡Puedo salir al mundo!
El Tiradatos
Personaje muy parecido al anterior, en el sentido de que también le huye a cualquiera que cuestione sus conocimientos. Se suben rapidísimo al pony de levantar el dedo para explicar lo que saben, pero no se pueden bancar un debate real con citas y datos.
Suelen ser el archienemigo secreto de los verdaderos estudiosos que respetan tanto su materia que jamás se animarían a “rebajar” el conocimiento por un TikTok de 2 minutos. Amigos… vayan y háganlo, sino los tiradatos les ganan de mano.
El “José Indirectas” aka “Subtuiter”
Dos formas elegantes de decir resentido o envidioso. Tal vez no van a terapia o quizá simplemente tienen algún problema con el manejo de la ira, necesitan tirar indirectas de toda forma posible para generar dos efectos: que la gente les preste atención preguntándoles por quién hablan y/o provocar una reacción de parte de quien quiera hacerse cargo de la acusación.
No voy a negar que en algún momento de mi vida he subtuiteado (la práctica de hacer un Twit bardeando a alguien sutilmente y sin nombrar ni arrobar), es una práctica bastante común como seres humanos, el problema es cuando volvemos la costumbre un deporte olímpico. También es importante saber entender la diferencia entre tirar la indirecta sobre tu jefe porque tenés miedo que te despida, que con un colega a quien podrías irle de frente a riesgo de parecer Pistarini con Dillom y comerte los mocos.
No hay mucha vuelta para identificarles en este caso, sin embargo recomendaría tratar de no enredarse, se ganan años de vida cuando ignoramos este tipo de provocaciones y hasta se puede convertir en un chiste interno.
Perdí un 30% de mis neuronas sólo por ver esto:
El Vendehumo
A este personaje le sucede lo contrario al síndrome del impostor. En vez de temer no contar con habilidades para ocupar ciertos roles, simplemente se apodera de ellos según va pasando el tiempo.
Hay distintas variantes, no todo el mundo nace con esa caradurez innata. Algunes optan por vender buzones muy atractivos desde el primer día, demostrando que su verdadera capacidad yace en algún rol de ventas o marketing al público (menos cualquiera de las otras cosas que pretende estar haciendo). El otro caso es quien humildemente se hace la víctima para poder rodearse de almas compasivas que le apoyen y así poder animarse a dar una charla o publicar algo con cero experiencia en el tema.
Identificarles es más difícil de lo que ustedes creen, especialmente si llegaste a sus vidas cuando ya tenían el curriculum cargado. La mejor forma es tener la desgracia de compartir un espacio laboral y que no sepan hacer nada, o efectivamente consumir algo de lo que hicieron, que tiene un intenso gusto a nada.

Aparentemente el primero de su raza, literal es lo primero que aparece en google si ponés vendehumo, prueben.
El Careta aka Roberto Carlos
Esta gente sueña con tener un millón de amigos. El problema es que nadie puede sostener verdaderas relaciones de esa forma.
Suele tener un carisma arrollador, capaz de caerle bien a muchas personas y conquistar con una cálida sonrisa. Es interesante destacar un patrón que observo en este arquetipo: sus verdaderos amigos vienen de hace años atrás, un grupo fuerte y consolidado; es por esto que la persona no necesita construir nada más, simplemente desea la admiración y apoyo de muchos sin algo recíproco, por eso hará todo lo posible por caerle bien al mundo.
El problema, lógicamente, surgirá cuando el Careta necesite caerle bien a Fulanito y Menganito, pero resulta que son enemigos. Al Careta no le importa, será “amigo” de ambos y de paso, se prende a hablar barbaridades en privado de cada uno. Ah, pero ¿en público? a los abrazos con todos.
Una forma difícil de lograr pero muy eficiente de identificar caretas es acercarles una porción de fama, la capacidad estratosférica de chuparle las medias a las personas medianamente bien posicionadas sólo se iguala con la habilidad de abandonar sus principios (y sus odios) con tal de ser “noticeados” por un famoso.
El Fantasma
La peor clase de ventajero porque este no quiere trabajar para intercambiar nada. Aparece cuando hay algo que es de su interés, promete constantemente estar pero jamás asiste a nada de lo que se le invita. Sin embargo, cuando tenés algo que quiere surge inmediatamente el “¿Que hacés, perdido?” en tu WhatsApp después de un mensaje de Feliz Cumpleaños del año pasado.
Para mucha gente también este ejemplo es denominado “el soguero” ya que básicamente no tiene ninguna vergüenza de hacer acto de presencia para pedir algo o rogar que se le brinde apoyo cuando en viceversa se dió a la fuga con excusas pésimas.
Si bien es fácil identificarles, muy probablemente te hayas comido el hacerle un favor gratis para darte cuenta.
¿Qué les pareció? ¿Encontraron personajes de sus mundillos en este texto? Me interesa muchísimo que me cuenten cómo se refleja esto en rubros ajenos a mi conocimiento.
Quiero destacar también que es muy probable que haya gente que lo lea y se sienta equivocadamente identificada. Relax, los personajes fueron sacados de experiencias de personas que ni siquiera se conocían y todas vivieron esto, desde un salón de maestros hasta el trabajo, el edificio o el club.
A veces sólo cabe recordar que todos fuimos alguno de estos una vez en la vida, pero tal vez jamás nos dimos cuenta.