Louis Dembitz Brandeis fue un juez de la Corte Suprema americana conocido como “El Robin Hood de la Ley” por algunas opiniones progresistas, sobre todo para su época, inicios del Siglo XX. Brandeis es autor de la frase:
“Si queremos respeto por la ley, tenemos que hacer una ley respetable”.
Parece una frase ridícula, pero es en realidad muy profunda. Las leyes que el pueblo no puede respetar son siempre forzadas a palazos, así como las ideas flojas de papeles solo adhieren si son pronunciadas como un mantra. Cuando digo palazos me refiero a “ese día la policía se levantó contenta”. Porque a menudo son balas de goma. O de plomo.
La Ley Ómnibus no es una Ley Respetable. Ni para opositores, ni para un enorme sector de los oficialistas que saben que están defendiendo un mamarracho en todo sentido de la palabra. Es un desfalco a la razón. Un atropello al derecho. Y una cuchillada al estómago de la sociedad.
Entre partida de Bridge y siesta al sol, Mauricio Macri (presidente honoris causa) confesó:
“De volver a ser presidente, haría lo mismo, pero más rápido”.
Es esto. El bochornoso DNU, y este papelón denominado “Ley Ómnibus”. Esto es Macri el día después de las generales sentado en la mesa de negociación con el núcleo de La Libertad Avanza, demandando la parte del león para asegurar su porcentaje de votos. Me resulta intrigante que personas que detestan tanto al país y a la idea de un Estado, se desesperen tanto por liderarlo. Por envejecer en una tarea que odian.
O, mejor dicho, me resulta sospechoso que nadie se dé cuenta por qué estos personajes se desesperan por tener el control.
Una semana después del enorme e histórico paro de la CGT, comenzó el debate en la Cámara Baja con una ley que ya había visto gigantescas modificaciones en su proyecto inicial. Por lo pronto, se eliminó todo el Capítulo Fiscal que modificaba de manera feroz la estructura impositiva de retenciones, entre otros cambios. Sin embargo, Manuel Adorni, el tuitero semihumano devenido en vocero presidencial, comentó que igualmente, el paquete fiscal se iba a presentar mas adelante como proyecto de Ley aparte.
El funcionamiento es simple. La Ley Ómnibus principal que tenia mas de 600 artículos nunca se pensó como posible. Fue un argumento de negociación dispuesto por la alianza LLAPRO con recortes pensados durante el debate para que la voten los dialoguistas rosqueros de toda la vida. Los verdaderos parásitos de la política que viven de la transa.
Los que son votados por el mismo pueblo que desde el miércoles esta siendo provocado por las autoridades de seguridad desde la Ministra Patricia Bullrich hasta el último suboficial arriba de un camión hidrante.
Ayer la tensión escaló y finalmente hubo una represión salvaje apoyada por medios como el Grupo Clarín que tituló en su periódico de la fecha “Menos militantes pero mas violentos” y la acompañó de una foto con la única expresión de violencia de parte de la militancia para con las fuerzas policiales. No hubo represión ayer. Hubo “incidentes”. No hay “Ley Bochornosa”. Hay “ordenamiento interno”.
Hace 6 años tuvimos una situación similar cuando el entonces gobierno de Cambiemos mando en diciembre del 2017 al Congreso la Ley de Reforma Previsional que buscaba elevar la edad mínima jubilatoria y recortar 4000 millones de dólares en seguridad social. La reforma incluía cambios en la fórmula de indexación que perjudicaban los aumentos en las jubilaciones.
Una vez más, el pueblo se hizo oír mientras en el Congreso castigaban a los menos privilegiados de la sociedad, incluso haciendo trampa (que novedad) al incluir a dos no diputados en el recinto para conseguir el quorum y que se pueda iniciar el debate.
Las mecánicas fueron exactamente las mismas. Se presionó a los gobernadores para que a su vez presionen a sus diputados. Hubo un paro general de la CGT, Bullrich reprimió brutalmente manifestantes. Hubo cacerolazos de protesta.
La ley se aprobó porque ya tenía media sanción del Senado gracias a los votos del bloque peronista en disenso de Pichetto que así se aseguró ser convocado en la boleta de Macri para su intento de reelección.
Para cuando salga este escrito es probable que ya haya pasado la votación en la Cámara de Diputados y la ley tenga media sanción. El oficialismo tiene los votos, gracias a su alianza con Juntos por el Cambio, y, entre otros, la UCR dialoguista y el nuevo bloque de Pichetto.
En la calle, frente al Congreso, estará nuevamente afincado el pueblo dispuesto a ponerle el pecho a la traición que se desarrolla en ese Cono del Silencio en el que residen un montón de millonarios sin amor por la Patria y apenas un puñado de luchadores que, o bien nunca fueron gobierno (ni lo serán) o que cuando lo fueron no entendieron que al enemigo no hay que darle ni justicia. Ellos, por caso, no la otorgan.
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