Mirá a tu alrededor.
Mirá en tu grupo de amigos, tu equipo de futbol 5, de Zumba o de clases de ajedrez.
Mirá bien. Al menos una persona ahí toma falopa.
Si no hay ninguno, el falopero sos vos.
Más que el paco
Cuando hablo de ‘falopa’ (cuando la sociedad lo hace) se refiere casi estrictamente al consumo de cocaína. Ocasionalmente se le puede decir falopero a una persona que consuma alguna otra droga ilegal, pero no es común.
Si investigan un poco podrán descubrir… nada. Nadie sabe muy bien de donde proviene el concepto de “falopa”. Simultaneamente puede provenir del italiano, del gallego y hasta del francés y significar cosas que no tienen nada que ver una con la otra.
Durante el siglo 20 en Argentina se empezó a usar el término “falopa” y “falopero” para el objeto (cocaína) y el consumidor de la misma. Y aunque parezca mentira, a pesar de su valor normalmente alto, nunca dejó de ser una de las drogas ilegales más consumidas. Un estudio del SEDRONAR del 2017 da algunos datos reveladores al respecto, pero el número más preocupante es la multiplicación de adictos en las últimas dos décadas. No obstante, también es posible que haya sido fallida (o inexistente) la medición en otros momentos de la historia.
Es curioso cómo –según el análisis- el consumidor de cocaína supera 10 veces al consumidor de Paco, una droga muchísimo mas accesible en su valor (y muchísimo peor para la salud). Esto quizá se deba a la mejora en la situación económica que se dio durante los lustros 2003-2008 y 2008-2013. El consumo de Paco fue un indicador social enorme previo a la recuperación económica y durante la crisis neoliberal de principio de milenio.
Es un argumento a analizar si el drogadicto evoluciona en sus consumos (sí).
Progres, capitalismo y deudas
En ese grupo de amigos tal vez te cueste identificar al falopero por su condición de funcionalidad. Es decir, el de ese grupo, banda o asociación que toma merca, tal vez sea muy funcional. Consume el fruto de tu vientre Jesús.
Tendrá algunas desapariciones sospechosas y actitudes semi paranoides por momentos, pero ahí queda el asunto. Para el resto (donde quizá haya consumidores de drogas menos satanizadas, como la marihuana) no es “problemático”.
Después está el otro tipo de drogadicto. Con el tiempo, puede suceder que sea el mismo.
Entendiendo que cualquier clase de adicción es una enfermedad, es necesario razonar que, no es poco común que termine generando un número de conflictos a su alrededor. Situaciones que el sujeto no puede controlar de ninguna manera y que a su vez dominan su vida. Este es el drogadicto no funcional.
Tengo un conocido así. Probablemente todos lo tengan. No puede controlar su consumo y no reconoce su problema. Le ha robado a familiares, amigos y empleadores. Ha perdido su trabajo y tuvo que vender sus bienes. ¿Para pagar deudas? No. Para seguir consumiendo. Y ahora desapareció.
Es difícil sostener un argumento mejor que “Está enfermo”. Porque no se puede no pensar en las víctimas de su consumo que son su familia (esposa, hijos, padre, madre, hermanos), sus amigos, y compañeros de trabajo a los que les pidió dinero y nunca se los devolvió. Es el viejo dilema en el cual lamentablemente el progresismo suele caer y ser atacado no necesariamente sin razón. Sí, en un contexto capitalista, un buen número de crímenes se cometen por la situación económica. También, ese buen número de crímenes terminan con víctimas. Y muchas de esas víctimas son también de la misma clase social que el ejecutor del crimen.
¿Cómo podemos no compadecernos por esas personas? O mejor dicho ¿cómo hacemos para conciliar el entendimiento de la enfermedad con el enojo y que no nos revoquen el carnet de progre? Personalmente lo superé hace tiempo, pero es cierto que es complejo.
Crimen o fuente de trabajo
No hay texto comunista popular moderno que no relacione al flagelo de la droga –un último estado de un alienado quizá- como una consecuencia directa del sistema económico capitalista. En tiempos más actuales, autores marxistas como David Harvey señalaron la relación entre neoliberalismo (Argentina hoy), aislamiento, crecimiento de la pobreza y consiguiente evolución del narcotráfico. Sin distinción ideológica, 194 países en el mundo condenan de una u otra manera el consumo, la producción y distribución de drogas ilegales. El sistema judicial Chino ha dictaminado la ejecución de personas condenadas por actos de narcotráfico. Pero también ha sucedido en paises como Singapur, en las antípodas ideológicas del gigante asiático.
Es decir: en la actualidad, no podemos tener una solución para las drogas. Hay diversidad ideológica, pero monopolio de sistema. El planeta es casi por completo capitalista e incluso neoliberal, su expresión mas cruel y dañina. El narcotráfico entonces crecerá, y los faloperos drogadictos se van a multiplicar.
Por supuesto que el debate es mucho más amplio. No podemos detener una ola con una raqueta. El consumo consciente es fomentado desde cientos de espacios y lugares y ningún modelo actual es infalible. Ni la legalización (del consumo), ni la prohibición represiva.
El narcotráfico es, a menudo, la fuente de ingresos más importante de Partidos Políticos, e incluso de países que sobreviven gracias a la producción de una materia prima. Mientras funcione de esa manera, la línea de producción va a sobrevivir y llegar hasta su eslabón final: el amigo, el familiar, el compañero de trabajo.
Lo mas tenebroso es entender que siempre se puede caer más. Robar para conseguir es la parte superior del iceberg. Bajo el agua hay un kilómetro de hielo hundido con todo lo que puede acometer un ser humano consumido por una adicción.
La evidencia está en todos lados, todo el tiempo.
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