

Francella es un parásito del estado
Haci como escuchaste
En estas últimas horas se descubrió que la última película que protagoniza Francella recibió $150.000.000 por parte de la provincia independiente de CABA y que el responsable de dicha adjudicación fue, nada más ni nada menos, el ex de Pampita, alias Roberto García Moritán bajo su generosa gestión en el Ministerio de Desarrollo Económico.
Quédese tranquilo señor lector, este artículo no contiene spoilers sobre el contenido del film, debido a que todavía no tuve tiempo de observarlo y, no tengo la intención de hacer el ridículo como el director actual del INCAA que, dada su condición de economista, su contenido cultural lo consigue por Tik Tok.
Más allá del revuelo en redes previo a que se conozca está información, el lanzamiento de Homo Argentum es una excusa perfecta para bajar treinta cambios y, en vez de indignarnos en redes, poner el foco del debate en cual es el rol que debe ocupar el Estado en relación al financiamiento de la cultura.

Garcia Moritan es 3ra generación de vividores del erario público
Financiar La Cultura Esta Bien
Y lo hacen todos los países serios del mundo.
Partamos de la base de que todas las producciones culturales son parte indispensable de nuestra identidad. Literatura, pintura, teatro, cine y videojuegos. Si queremos crecer como país, conocer las distintas maneras de vivir, pensar y sentir que existen a lo largo de nuestra hermosa nación, es necesario que el Estado participe y permita que esas voces existan.
En este párrafo iba a poner “me importa 3 hectáreas de v3rg4 que el receptor sea el hincha de racing más pesado del universo o una estudiante de cine que apenas puede cargar la sube”, pero eso sería mentir alevosamente. La discusión que tenemos que dar es justamente esa.
El Rol del Estado es equilibrar las injusticias sociales y la desigualdad de oportunidades que producen los delincuentes que manejan a sus anchas los distintos mercados. Esto se puede aplicar a cualquiera de las áreas que afectan nuestro día a día, alquileres, comida, transporte, salud, educación y, en este caso, cultura.
¿Esto significa que las arcas del Estado tienen que dirigirse únicamente a personas desconocidas? Tampoco. Financiar a Guillermo Francella, uno de los personajes más populares de la cultura nacional, o a otros individuos emblemáticos es necesario e indispensable para la promoción y divulgación tanto en el mercado interno como en el plano internacional.

Este frame no es de la peli. Francella cuando no actúa es trader
Con La Nuestra
El quid de la cuestión es que nos quieren tomar de pelotudos. Francella no es la primera, ni la última persona que se aprovecha del Estado para desarrollar proyectos y alcanzar objetivos profesionales. El problema surge de la postura política y opiniones previas en situaciones similares.
Dato de color que vale la pena mencionar, en el año 2002, mas precisamente el 25 de marzo, el reconocido actor fue uno de las pocas personas que pudo zafar del corralito (medida implementada por el mejor ministro de economía de la historia segun Javier Milei) y recuperar sus ahorros. ¿Quien le habrá avisado a nuestro capocómico nacional que se venía la noche? ¿Un privado? ¿Algún amigo del Estado? ¿O fue suerte?
Más allá del impasse informativo sobre la buena fortuna que tuvo Francella en uno de los momentos más nefastos de nuestra historia reciente, está claro que él, ni Cohn, ni Duprat necesitan del Estado para ganar visibilidad ni hacerse un hueco en la industria cinematográfica.
Entonces, ¿qué tiene que hacer el estado con la nuestra? Para reorientar la discusión es necesario dejar de intentar debatir con el grupo de mamertos que defenestran las políticas públicas de inclusión mientras garronean beneficios por debajo de la mesa.
La solución no es rebajarnos a los niveles paupérrimos que plantean estos sujetos en redes sociales.

Estos dos revirtieron 200 años de estudio de la dialéctica
Marcos Galcurrin and company
Para elaborar una respuesta a la pregunta de párrafos anteriores es necesario observar hacia donde van nuestros aportes en este preciso instante. No hay que ir muy lejos para encontrar que uno de los grandes beneficiados por las políticas públicas del actual gobierno es Marcos Galperin.
¿Por qué un tipo que tributa en Delaware y reside en otro país recibe beneficios impositivos por parte del Estado nacional? ¿Por qué a nadie le molestan los planeros VIP? ¿Por qué este parásito que se la lleva toda afuera merece beneficios mientras los trabajadores no llegamos a fin de mes, se privatizan los recursos nacionales y se destruye el sistema de salud pública?
El rejunte de soretes que nos gobierna desea con todas sus fuerzas vivir del Estado y utilizarlo a su favor para someter a la gran parte del pueblo trabajador. Esa es la conclusión.
Otro ejemplo del descalabro económico que está llevando a cabo el gobierno nacional es Manuel Adorni. Uno de los grandes beneficiados por el curro que están llevando a cabo con los fondos públicos es el vocero del gobierno. Este tobogán de piojos que nos honra con su presencia, con suerte, una vez a la semana, maneja un presupuesto para nada despreciable.
Carísimo nos está saliendo un tipo sin formación ni experiencia para el cargo que ocupa, al cual le pagamos para hacerse el canchero, agredir periodistas y destinar la mayor parte de su jornada laboral a decir boludeces en Twitter para un coro de subnormales.
Como si esto fuera poco hizo uso de su rol para beneficiar a prácticamente la totalidad de su árbol genealógico dándoles puestos en el sector público. Nuevamente, el problema nunca fue el gasto estatal.

El sueldo de esta iletrada paga 10 películas
Elevar la vara
El debate en redes alrededor de Homo Argentum y la indignación sobre el uso de fondos públicos para financiar la producción cinematográfica nacional es ESPANTOSO. Financiar la cultura nacional es un rol importante que debe cumplir el Estado nacional.
Lo único que da un poquito de lástima de toda está situación, es que al tener el beneplácito del primer mandatario, nos perdimos la oportunidad de leer los destellos literarios que acostumbra el presidente en medio de sus ataques de locura, encerrado en uno de los caniles que construyó para el fantasma de Conan mientras se hace caca encima.
Si queremos elevar la vara de la discusión tenemos que empezar a pensar hacia dónde nos gustaría que se destinen los aportes ciudadanos teniendo en cuenta los diversos actores que forman parte de la industria nacional y, cuales son las historias que deben ser rescatadas.
Ojala volvamos pronto al debate sobre qué producciones financiamos, cual es el presupuesto que se destina, como podemos obtener mayores niveles de inversión, qué aspectos de la cultura nacional deben tener mayor representación en la pantalla grande y que la indignación sea vuelva a ser la escasez de vasitos en Starbucks, que aparentemente, para la clase media es mucho mas relevante que cagar a palos a jubilados una vez por semana.