Lucía N
04-05-2024 12:48

De noche soy poeta torturada y muchas otras cosas que a mis 32 años me da pudor decir en voz alta, pero mi traje de Clark Kent es como lingüista, así que sé que según varias corrientes teóricas diferentes, las oraciones tienen una estructura profunda y una superficial. Por ejemplo, ya sea que digamos “Messi hizo el gol” o “El gol fue hecho por Messi”, la historia de la tercera copa tiene la misma estructura profunda en la que Messi es agente de la acción de meter un gol.

Y supe apenas Greta Gerwig rompió todos los records de taquilla con Barbie que pronto Mattel iba a intentar que el rayo impacte dos veces en el mismo lugar con una película sobre Max Steele, o las Bratz, o cualquier otro muñeco con forma de persona. Y que iba a ser en vano. Navaja Crimen tiene un video explicándolo de forma más extensa y elocuente que yo, pero las secuelas en general no funcionan.

No funcionan porque intentan replicar la estructura superficial e ignoran que fue la estructura profunda la que llevó a 5 millones de Argentinos a esperar a Messi en la 9 de julio una mañana ardiente de verano. Nadie recuerda a Buzz Aldrin, el segundo hombre que pisó la luna. Porque la luna ya había sido pisada y el público pasó a la siguiente gran cosa, otro escándalo de la monarquía británica, otro romance de Twiggy, otra canción de Dylan.

Buzz Aldrin

“Y segundo, Francia”

El 19 de noviembre de 2023 cayó un rayo sobre esta tierra austral olvidada de Dios y esta vez no fue para bien y no hubo millones en la 9 de julio. Nadie se subió al obelisco a festejar. De hecho es probable que pronto lo tiren abajo para poner un apple store.

Ese día un outsider sin estructura partidaria ni trayectoria política personal ganó la presidencia. Y desde entonces los de nuestro lado han estado intentando conseguir replicar ese rayo, haciendo experimentos sobre partículas para intentar lograr el mismo resultado. Intentan construir un ídolo a la medida de la generación de votantes a la que le entregaron el título secundario por Zoom, decepcionada por el único kirchnerismo que conocieron, patético y cobarde, gobernando a través de comunicados.

Pero no es un ídolo, es un Frankestein contemporáneo que recicla todas esas figuras que fracasaron en la militancia territorial, que no pudieron ser referentes de nadie ni sacar votos en las urnas, las terceras y cuartas líneas de la década que no es más ahora que un museo a la nostalgia de un mundo perdido. Este Frankestein tiene varias caras, y son todas masculinas, y son todas blancas, y todas gritan en la tele o en youtube y se comportan como si estuvieran en Jackass de MTV. Un ejército de Tyler Durdens expiando sus demonios en el club de la pelea creyendo que de eso se trata salvar el mundo.

Todas hacen un culto de no tener prúritos morales ni límites, todas construyen como máximo valor el tener razón, todas se muestran impenetrables, impretérritas, invulnerables. Porque todo eso hizo Milei, pegarle a un maniquí de Alfonsín, gritar en la tele o en un stream, generar un grupo de pertenencia y una relación parasocial en mentes politizadas y bienintencionadas pero demasiado jóvenes para entender que política es otra cosa, radicalizar varones que explotan de bronca después de años de “sin útero no hay opinión”, jugar a que todo fue parte de su plan, no pedir nunca perdón, no admitir nunca vulnerabilidad. Y su mayor victoria es que los nuestros crean que si hacen lo mismo quizás esta vez el rayo impacte a nuestro favor.

Pero no funciona así. En el capitalismo tardío, es cierto, la política es mercado, y la identidad se define por nuestros consumos. Pero de vuelta están viendo solo la estructura superficial cuando intentan replicar eso. Porque la parte que Milei no dice, que probablemente no sabe, porque al fin y al cabo su triunfo es tan solo una serendipia aberrante, un mal chiste de los dioses, una tormenta perfecta de mala suerte, es que los grandes hits no se logran dándole al público lo que quiere hoy.

Si lo quieren hoy es porque el mercado los ha estado preparando años para desearlo y ahora está recogiendo sus frutos. Si lo quieren hoy, mañana es tarde. Lo que vendés va a ser una fotocopia mal sacada con olor a rancio y a nostalgia patética. Intentar replicar el éxito de Milei con un varón que grite en redes y en la tele y esté enojado con las mujeres y los progres es como intentar ser la heredera de Madonna con un cover de Like a virgin.

milei gritando

La única forma de ganarle a este milagro del fascismo es ir sentando poco a poco las semillas, intentar entender qué va a necesitar ese votante mañana, para que cuando llegue ese día las bases estén preparadas y tu propuesta le caiga como anillo al dedo. La única forma de replicar el rayo es interpretar la estructura profunda, trazar modelos de predicción de su evolución futura y rezar que esta vez nos salga bien. Que esta vez el rayo no nos fulmine a nosotros.


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Lucía N
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