Cuando te subas al colectivo hoy para ir a chambear, como dicen los jóvenes militantes locales de La Pancho Villa (??) vas a notar una enorme diferencia en el valor del pasaje. Tu SUBE va a sangrar por su banda magnética dejándote con el descubierto a cuatro manos. El boleto minimo subió un 250%.
Hoy, en discusión con un colectivero, este me responde “70 pesos no era real. Un café vale 400 pesos”. Mi interlocutor cae en dos cuestiones interesantes. Primero compara un servicio público indispensable como el transporte con la adquisición de un café. En sus palabras “porque históricamente se comparaba así”. Fallecieron dos millones de economistas en ese mismo instante. El índice Big Mac, segundo afectado por las comparaciones ridículas.
Lo otro curioso es… ¿Dónde conseguís un café a 400 pesos hermano? Anda a saber.
“70 pesos no era real, estaba subsidiado y por eso el transporte era malo”. Lo cual nos indica que gracias a que ahora vamos a nosotros cubrir lo que cubría el Estado, de repente el servicio va a mejorar. De vuelta, ¿cómo? Anda a saber (reboot).
Cuando escribo esta nota, el aumento del servicio de transporte es la comidilla de todos los pasillos. Para buena parte de la sociedad, el 60% de pobres con el cual batía el parche el votante promedio de Milei, el aumento es prohibitivo. A una media de 2 o 3 transportes (4 o 6 en total), estamos hablando de mil pesos por día. Los que tienen la necesidad de hacer viajes mucho mas largos tendrán que disponer del doble o el triple. El 57 de Once a Lujan sale desde hoy 1974 pesos. Casi 4 mil pesos por día y eso si vivís cerca de una de las dos cabeceras. La friolera de 80 mil pesos por mes que para muchas personas es poco menos que su salario entero.
El mismo día que nos enteramos este nuevo aumento de transporte en tres semanas también descubrimos que Nicky Caputo, nuestro Ministro de Economía, le perdonó a su primo 1500 millones de dólares vía exenciones impositivas.
Cuesta muchísimo no sentirse rabioso y no dejar que esa rabia bulla y explote. Porque parece que va mas allá de una cuestión ideológica.
Supongamos que tenemos la ideología A y la B. Ambas, naturalmente, quieren lo mejor para la sociedad. Sin embargo, sus métodos e ideas son diametralmente opuestos.
Insisto, tenemos que creer que ambas quieren lo mejor. Como “ciencia” política, utiliza el método científico.
No obstante, en la realidad (y nosotros vivimos en la realidad, como decía Fidel Castro) no sucede lo mismo.
La ideología A, con errores, intenta que haya algún equilibrio. Es cierto, con frecuencia ese equilibrio no funciona. Pero el intento existe. Se traduce en leyes y medidas. Porque el capitalismo es la ideología del desequilibrio, pero si intentamos que no llegue a marearnos, la vida puede ser un poco mas digna.
La ideología B, sin errores demuestra a cada paso que detesta al 90% de la sociedad a la que desesperadamente busca representar. La odia sin ambages y lo declara sin sutilezas como cuando Espert, tras el debate en el Recinto de la Cámara de Diputados declamó “Odio a los kirchneristas”.
Kirchnerista ¿me detestas? Yo también, todo lo que puedo y hoy disfruto un primer pasito adelante de la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. pic.twitter.com/wglHE3Sh5m
— José Luis Espert (@jlespert) February 2, 2024
No es una expresión aislada. Es pasional el odio de la derecha que gobierna hacia un sector mayoritario de la sociedad. Nos quieren aplastados. Nos quieren bajo tierra. Lo han ejecutado en el pasado sin ninguna precisión cirujana. Pretenden implementarlo ahora, como, de nuevo, sin vueltas lo dijo la ministra de seguridad Patricia Bullrich Luro Pueyrredon advirtiendo que los manifestantes serán tratados como terroristas.
Encontramos aquí los límites de la democracia (burguesa).
Porque si nosotros supiéramos que “el ajuste” que le exigen a la clase trabajadora lo hacen aquellos que mas tienen, entonces, aunque igual estuviese mal (por eso de capitalistas en las ganancias y socialistas en las perdidas), al menos lo sentiríamos mas justo. Pero no es el caso. La sensación es que cuando ellos -los Macri, los Caputo- llegan al gobierno, lo hacen con la intención de vengarse de la clase trabajadora.
Los límites
La democracia, según Churchill, es el sistema menos malo. ¿A cual se refería el gordo piratón? A la que vivía y disfrutaba, una monarquía parlamentaría imperialista con un profundo y remarcado sistema de castas que, de distintas maneras, se reprodujo.
Gran parte de las Américas tiene democracias republicanas a la imagen y semejanza de la americana que se liberó, no curiosamente, de la inglesa, pero de la cual extrajo algunas experiencias que le sirvieron a su crecimiento. El principal: el imperialismo expansionista y la búsqueda implacable de recursos de todo tipo en naciones menos poderosas.
No es sospechoso que desciendan de los ingleses.
Lo que buena parte de la sociología (sobre todo) neomarxista llama “Sur Global” fue y es víctima constante de los atropellos imperialistas de EEUU y sus socios (o acólitos dependientes) del G8. Una versión rebooteada del Tercer Mundo, en uno donde la USSR fue reemplazada por China.
¿Cómo se relacionan los hechos que describo?
Argentina es un país muy rico en cientos de recursos. Argentina es también un país soberano capitalista que jamás ha sido socialista aunque ha tenido expresiones de la llamada socialdemocracia.
Nuestra Patria, como parte del sur global, es un objetivo importante de EEUU y sus socios. Siempre ha sido capaz de extraer recursos. Sin embargo, es con los gobiernos neoliberales que esos recursos se extraen sin generar algo positivo para la sociedad. No se producen fuentes de trabajo, no se llenan las arcas del Tesoro. No se crean efectos positivos de ninguna clase para el pueblo. Esto es porque la principal bacteria de este imperialismo neoliberal es la enfermedad del individualismo objetivista. Los propulsores la llevan en la sangre gracias al rancio abolengo. Y la inoculan en los distintos estratos sociales.
La corporatocracia neoliberal invierte una pequeña porción de sus riquezas mal habidas en la propagación de ideas. Siempre estuvo a la vanguardia de los medios de comunicación. Lo hizo a través de periódicos, radio, televisión, medios de internet y redes sociales. Y todo eso junto y a la vez. Son sus dueños. La libertad de expresión fue creada con el único fin de poder engañar sin consecuencias legales.
Dado que las ideas del individualismo son antiobreras y por lo tanto, un trabajador con conciencia de clase no podría caer en ellas, necesitan de la masa obrera alienada y lumpen para, a través de la repetición constante, conseguir sus objetivos.
Así llegamos al colectivero que, necesitando de trabajadores para sostener su fuente de trabajo, defiende el aumento de boleto con el mismo argumento que Nicky Caputo.
Entonces, ¿qué hacemos?
Conciencia de Clase
El aumento de boletos así como la eliminación de subsidios a los servicios básicos puede ser para la sociedad nacional el “elemento espontáneo” del que habla Lenin en el “Qué hacer”.
Ese momento es el que tiene que ser capitalizado por los dirigentes obreros.
Ponerle un freno a los atropellos de un gobierno que pertenece simple y llanamente a un Fondo de Inversiones y que, como tal, no es de una Ideologia “B” que pretende lo mejor para la sociedad.
Objetivismo, anarcocapitalismo, paleoconservadurismo, son conceptos inventados para darle espesura intelectual a los comportamientos aporófobicos que las grandes burguesías (y en nuestro caso, también aristocracias agroganaderas) han sostenido desde su surgimiento.
Los que han hecho sus riquezas mediante la explotación, el expolio, el esclavismo, y el fraude, aborrecen la posibilidad de competencia, la base, en teoría, del capitalismo que tanto subrayan y aprecian.
En Argentina, un grupo de 100 personas controlan el destino de 45 millones. El mío, que tengo conciencia de clase y puedo intentar explicar (incluso burdamente) este momento histórico, y el de Leonel, el colectivero alienado que tal vez en unos meses este buscando trabajo en otra línea de colectivo y no entienda del todo porqué.
Si militar es educar, la posición de un gran número de militantes no es oponerse a los Leoneles. Sino analizar detenidamente su posición como lúmpenes o como alienados. Ambos necesitan entender, pero con unos la tarea será muy ardua. Descuidar la tarea militante y delegar la responsabilidad en el éxito o fracaso de un gobierno es, muy seguido, lo que termina lumpenizando a los sectores marginales que son, en buena parte, responsables del ascenso meteórico de Milei, un empleado leal de ese grupo de 100 personas que quieren tener tanto más de lo que ya tienen porque no sirven a ningún país y no reconocen ninguna autoridad.
La campaña del miedo terminó cuando cayó la primera víctima.
Ahora hay que hacer el pozo.
MECHA es un proyecto comunitario que hacemos a voluntad. Si te gustó este artículo, te proponemos invitarle Cafecito a su autor/a/e como reconocimiento.