Hace dos meses un porcentaje de argentinos decidió que su vida se estaba jugando con cheats activados. Al margen, ¿quien recuerda el Game Genie? ¿Yo solo? Bueno. Ese porcentaje se dijo a sí mismo que la vida era muy sencilla y necesitaban complicársela de forma insólita votando al tipo mas invotable de la historia. Incluso más que Zelensky, Trump, o Boris Johnson. Incluso mas que Liz Truss o Giorgia Meloni.
Es cierto, no todos sus votantes lo hicieron para saborear cada día una batalla con Bed of Chaos. Hubo un sector minoritario que votó así de mal porque nunca superó la adolescencia (más de esto después) y, pasando sus 30s, decidieron que querían “trolear” a la sociedad. Adultos criados a reaction memes de 9GAG cuyo nivel de privilegio personal y su cinismo hacia el resto de la humanidad los aisló de entender intelectualmente las consecuencias reales de una broma pesada.
El 55% de la sociedad que votó hace dos meses, en definitiva, también votó contra un peronismo desgastado que en los pasados 4 años jamás encontró su norte y se vio vapuleado por una pandemia global, la debilidad de sus deteriorados mandatarios, una sequía y una cohorte de enemigos conformada por literalmente cualquiera menos ellos.
El primer mes de gobierno de Milei ha sido tan destructivo que sería insensato no ponerse a pensar cuánto tiempo va a aguantar esa misma porción del pueblo que lo votó. Todas las encuestas coinciden en que su índice de aprobación descendió en casi un 10% y el porcentaje de arrepentidos ronda los mismos guarismos. ¿Impensado? No. Vergonzoso seguro.
Justamente por eso es que el gobierno paleolítico (o paleo… algo) ha decidido correr con la posta en 400 metros, en vez de sostener el ritmo de una maratón.
“Disociar” es un privilegio que están dándose sus votantes y sus opositores por igual. Los mas díscolos y gorilas, envalentonados por una victoria que quizá no esperaban, pueden fingir demencia un tiempo echándole la culpa de todo al gobierno anterior y “la pesada herencia”. No les falta ayuda de los medios, que han culpado de la enorme inflación de diciembre del 2023 al candidato que no ganó, en vez de a las medidas económicas tomadas por Nicolas Caputo que elevaron los precios de absolutamente todo en el orden del 45 al 60%.
Los precios sincerados, se ve, no causan inflación.
Los opositores que fingen (fingimos) demencia lo hacen como respuesta a un trauma. Si no lo vemos, no está. No existe.
No es real.
Cuando pasamos la SUBE en el colectivo y los números no son los de noviembre (sí, los de la “campaña del miedo” que era real por completo) lo atribuimos a un error de la máquina. Cuando vamos a la carnicería y vemos que el kilo de carne vale el doble, suponemos que el carnicero nos bendijo con cuadril de unicornio. Cuando, los más privilegiados de nosotros, vemos que una tienda de videojuegos tiene el God of War de PS4 a 100 lucas, se lo atribuimos a que es una versión DELUXE con un documental extra que dice que Kratos está basado en vos. Sí, en vos, pelado con barba.
Es menester poder disociar de manera ordenada. Los opositores lo hacemos Lunes, Miercoles, Viernes y Domingo. Los oficialistas lo harán Martes, Jueves y Sábado. Un día menos. Que se caguen por votarlo.
Lo que sin duda no podemos hacer es disociar el 100% del tiempo. Pretender que “gane quien gane yo tengo que laburar igual” las 24 horas del día nos transforma en menos que seres humanos. Protozoos sin voluntad o dirección, atravesando cada día de manera babeante con jornadas divididas por objetivos sin valor: dormir, trabajar, ejecutar mecánicamente un hobby. Repetir.
Ahora hablando en serio: la disociación pueden ejercerla todos, pero solo los privilegiados podemos disfrutarla. Hay un sector de la sociedad (incluso uno grande que votó a los ganadores) cuya vida entera es una disociación. Por eso no sabe lo que hizo, ni entiende lo que está sucediendo, y en cuatro años no va a comprender porque su vida es infinitamente peor.
Esa cualidad crea personas CQC que desvinculan su vida del entorno en el cual la llevan adelante. Si ganan es por sus virtudes y si pierden porque están rodeados de troncos. No ven responsabilidad alguna del contexto en sus logros o derrotas.
“Son todos iguales”.
La vida de esas personas permadisociadas consiste en entenderse como el uno de un millón. El que hace la diferencia entre los ceros que no le significan nada y así eligen a sus representantes. Ellos suponen que no han sido cooptados por una estructura de pensamiento y que su forma de pensar es original y propia. Individualistas disociados votan a individualistas disociados (privilegiados) cuyo fin, cuando obtienen el poder, es tener mas recursos para disociar del resto de la sociedad. Poner más escalones en la pirámide.
¿Recuerdan cuando el gobierno de Cambiemos difundió sin ninguna vergüenza una imagen de gente blanca, “buena” y trabajadora sosteniendo una pirámide compuesta de marrones que viven de planes sociales?
¿Yo solo? Bueno. Che, que parecido soy a Kratos, eh.
*ACLARACIÓN: El término “disociar” que se utiliza en este artículo refiere a su uso popularizado en tanto “fingir demencia” y similares, NO a la sensación emocional relacionada con el análisis psicológico de la misma.
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