El Villano de la Semana
01-07-2024 15:45

Hace ya varios años que hablo y escribo sobre productos culturales, especialmente cultura pop, y suelo encontrarme frente al malentendido. Se me ocurrió entonces armar una breve lista de recomendaciones para un consumo (y comentario) llamemoslo “ético”. La idea es apuntar a crear comunidad más que a destrozarla aún más que las fuerzas que se disputan el poder político y comunicacional.

Y esto…¿Desde donde lo decis?

Primero un par de aclaraciones que me parecen necesarias para entender de dónde salen estos principios. La primera, imprescindible, dejando la marca de enunciación: quien escribe es de profesión psicólogo y por elección comunicador. Esto último sin estudios formales, pero con una década y un poco más escribiendo, haciendo podcast y videos (lo que de maneras peyorativas y complicadas conocemos como “crear contenido”) sobre temas tan variados como Batman, la música de los 80 o las representaciones de las disidencias sexuales en los medios. Lo que me trae a: quien suscribe es un varón gay, formado en género y sexualidad y, pese a que me cueste identificarme como tal, activista sobre estos temas. Estas aclaraciones no son ingenuas, ya se verá más adelante. Otro temita es que soy una persona de orgullosa Generación X, nacida en los tardíos sesenta, muchas veces confundido insolentemente por boomer por millennials y gen z sin contexto.

(Nota de la Editora: Gus escribió un texto LARGO así que se me complicaba conseguir una cantidad apropiada de imágenes relevantes así que opté por poner videos de su canal en muchos casos. No fue él spammeando la nota, pero acá en Mecha somos FANS de sus análisis y los queríamos compartir)

El decálogo

1- No ser un solemne fan termo

Empiezo por declarar mi amor por los fans e identificarme como uno, de cosas tan variadas como Kylie Minogue, DC Comics o la película Death Becomes Her. Sería hipócrita de mí hablar mal de los fans de cualquier cosa cuando queda bastante claro que yo soy fan de un montón de cosas.

Pero una cosa es ser fan y otra ser fan termo. Ignorando por un momento los orígenes poco felices de la expresión, cuando hablamos de fan termo estamos hablando de un fan que está en una situación medio impermeable con respecto al objeto que le gusta. Esto significa que los bancan en absolutamente todo y, yo acá vengo a proponer es que no le banquemos todo a nadie: nos pueden encantar, pero si se ponen medio viejos gaga, producen algo por debajo de sus estándares o pasan a manos de creadores que no nos son afines, podemos ser críticos y hacer excepciones sin significar que les soltemos la mano.

Reservémosnos la libertad de decirles “en tal disco la cagaste, la última peli no estuvo bien, en tal momento estabas fea/o” (Si chiquems, con las estrellas pop su apariencia y look es parte del producto. ¿material para otro artículo?). De hecho, los chistes más graciosos y más críticos sobre cualquier artista los hacen los fans mismos de esos artistas, no hay más que entrar a cualquier lista de shitposting de lo que sea y se van a encontrar con los memes más graciosos. Porque nadie entiende mejor de qué reírse de un artista o de una franquicia de cine que los mismos fans. Entonces no seamos fans termos y solemnes, seamos fans con sentido del humor, de los que se pueden reír, de los que podemos ser críticos desde un lugar de amor.

Dentro de los fandoms hay todo tipo de facciones. Bueno, no sean de la facción termo. No los hacen menos fans al contrario encontrar otras personas que aman un objeto igual que ustedes y se pueden divertir y reír de ese objeto para mí es clave para crear comunidad.

2- Tu fandom no cancela ningún otro fandom

Que vos seas fan de una cosa y otra persona sea fan de otra los hace tener algo en común: ambos son fans. Siempre existieron estas rivalidades y las redes sociales las han amplificado y llevado a extremos que son medio ridículos. Además se empiezan a “medir” las cosas con parámetros tales como tomar cifras de venta, velocidad de consumo o presencia en redes, pero ignorando otras como longevidad y estabilidad. Partamos de que ninguna invalida otra y que es mentira la idea de que si A tiene éxito entonces B no. Hoy en día nadie vende discos, el negocio de las películas se cae a pedazos, y en cómics “las grandes” se pelean por un mercado que se encoge.

Acá es donde me traigo algo de mi formación como psicólogo: en muchos casos estamos hablando de fenómenos que empezaron en la adolescencia y en ese momento vital tenemos un gran hambre de formar identidad y entonces tratamos de encontrar esa identidad en lo que sea. Pero ya no somos adolescentes, somos gente muy grande y entonces nuestras identidades tienen múltiples aristas. La conclusión es shockeante: pueden ser fans de varias cosas dentro de un mismo rubro.

Finalmente esto no lo puse en el decálogo pero es como una especie de corolario: tampoco seamos fans de todo. Hay ciertas personas que crean contenido que viven de eso y por lo tanto hablan con el mismo entusiasmo de la peli de Star Wars, de RuPaul’s Drag Race, del disco de Taylor o de la nueva serie de Netflix y resulta medio cansador. Pero a menos que vivas de eso, no hace falta que te guste TODO. Eso se llama FOMO y se trata en terapia. (NdE: Pero vos hiciste un video cruzando RuPaul’s Drag Race y Star Wars, Gus!)

3- No hacer gatekeeping

El origen de este fenómenos es la mentalidad “este es mi club privado y los voy a mantener a ustedes afuera”, tirando credenciales de “autenticidad”. Esto pasa todo el tiempo en los comentarios de lo que sea: gente que viene a medir su miembro viril virtual para mostrar que son mejores o más válidos.

Por supuesto que el caso clásico el gatekeeping tiene una intencionalidad de género: una chica se pone una remera de una banda y viene un sobrador a tomarle examen.

Un dedo apunta a un bebé con una remera de Nirvana. Leyenda: "Pendejo de mierda nombrame tres canciones de Nirvana"

Mi práctica personal es anti gatekeeping por definición: cuando algo me gusta mucho le dedico horas de producción y les cuento por qué me gusta, les digo dónde se consiguen o qué videos tienen que ver en YouTube o dónde está reimpreso. Es decir, traigo información para hacérselas accesibles, no para decir “miren todo lo que sé”. Además con internet, YouTube y los servicios de streaming ya no hay barreras de entrada: todo el archivo de todo está a nuestra disposición si uno sabe más o menos dónde buscar. Entonces el gatekeeping ya no tiene sentido.

4- No basar tu opinión en la opinión de los otros

Desde siempre hay voces “autorizadas” que dicen “esto es bueno, esto es malo, esto es lo mejor” y básicamente son mentiras tendenciosas o malintencionadas que responden a sesgos conscientes o inconscientes. Saquen sus propias conclusiones. Durante años la prensa de rock y la crítica de cine tuvieron un montón de poder e influencia y se repetían sus conceptos acríticamente, pasando por alto la misoginia, racismo, sectarismo y montones de otros ismos que reproducían como “sentido común”. También hay mucha figura de autoridad que es el que “sabe un montón” de algo en particular. Los que realmente saben de música son los que tocan música, de cómics saben los que crean cómics. Los demás en el mejor de los casos somos consumidores.

Creo que la crítica sirve. También creo que el crítico se tiene que formar. Y aunque nos pueden ayudar a refinar nuestra mirada, finalmente es nuestra mirada la que importa. La idea es tomar lo que nos sirve de las opiniones y buscar algo más. Lo que me trae al punto que sigue

5- Hacer tu propia investigación

Dr Evil hace comillas con los dedos. Leyenda: "Do your own research"

Si algo les interesa vayan y acérquense. No saben lo difícil que era esto en otro momento, porque todo salía plata y en algunas ocasiones aún con plata no se conseguía. Hoy está todo al alcance de su mano, incluyendo diversidad de opiniones: escuchen varias y saquen sus propias conclusiones. Y por favor lean, escuchen, jueguen, CONSUMAN aquello de lo que se habla y no tengan miedo a decir “no me gusta”. Piensen también que si a mi u otro nos gusta algo es muy probable que sea por una cuestión de edad u orientación sexual, o estudios o el resto de las cosas que informan nuestra vidas. Entonces busquen sus propias impresiones: vayan y lean, escuchen varias opiniones y si después la de ustedes no es la opinión popular… bueno no es la opinión popular.

6- No sucumbir a la tentación de la masa

Que algo le guste a un montón de gente no significa que les tenga que gustar a ustedes. Punto. Partamos de que en muchos casos la cultura validada lo está para personas que no somos nosotros.

La gran mayoría de los consumos validados, especialmente aquellos del siglo XX, lo estaban por y para varones heterosexuales, preferentemente de países centrales y de clase media. Todo lo que estaba por fuera de eso o era considerado menor o malo, o grasa, o de minita o de trolo. Les traigo una novedad: a todos estos grupos nos gustan cosas y también hay contenidos culturales que son específicos para nosotros, o podemos hacer una lectura propia de esos consumos, y también hay otros de los que elegimos quedarnos afuera.

Luego están las modas, y de repente todo el mundo está consumiendo determinada cosa, lo que no significa que ustedes lo tengan que hacer, sobre todo por miedo a quedarse afuera. Si hay algo que me ha probado generar mi contenido es que de la cosa más oscura que puedo mencionar va a aparecer un fan, y me encanta. Nada más lindo que encontrarse con gente que comparte nuestro gusto. Aunque sea una sola.

Entonces si la masa está siguiendo otra cosa que la sigan tranquilos, nosotros no. No sucumban a la masa porque no hace falta. Los consumos culturales no nos tienen que separar, nos tienen que unir.

7- No existe tal cosa como los guilty pleasures (placeres culposos)

Repitan conmigo: no existen tal cosa como los guilty pleasures o placeres culposos. No existe tal cosa como el consumo vergonzante: si algo les gusta les gusta es suficiente. Si eso que les gusta no está socialmente validado o es visto de manera peyorativa, no importa: a ustedes les gusta. La vuelta retórica validante que encontramos es llamarlos “placeres”, así, a secas.

Esto lo veo un montón en mi práctica como psicólogo: gente que vive muy mal por ejemplo sentirse atraído a ciertos tipos de personas o tener un determinado fetiche porque está “mal visto”. Bueno no hay nada mal visto en que a ustedes les gusten las películas de acción chinas o los discos pop españoles más trash del mundo. Si a ustedes les gustan, les gustan y punto. Es más, ¿saben qué? Busquen a otras personas que también les gustan. No saben lo lindo que es, lo gratificante. Y después si lo que tienen es una mirada irónica sobre todo eso, volviendo al “no ser un fan termo”, mejor todavía.

Es otra conversación que podamos hacer los juicios de valor sobre cosas qué son buenas o no y cómo se comparan unas con otras, pero si a ustedes les gustan esa es la única validación que hace falta.

8 -El arte no tiene Género pero los consumidores, críticos y creadores si.

Digo el arte y debería decir “producciones culturales”, pero en general al comentarista troll le gusta usar “arte” porque suena decimonónico. La música, las películas, las performances, los cómics no tienen “Género”, siempre usando la acepción de “construcción social de la feminidad y masculinidad” (definición que tautológicamente están negando en sus trolleadas). Pero las personas que estamos del otro lado, los que consumimos, criticamos, recomendamos o no, si. Y también los artistas, por supuesto.

Cuando decimos “género” estamos hablando de mucho más: género, identidad de género, sexualidad, orientación sexual, etnia, raza y localización. Y un montón de otras cosas. El comentario suele tener implícita una validación de sus identificaciones (generalmente varón heterocis) y una justificación de sus consumos como dadores de identidad. Por tanto, si soy un varón paki, “la música de los Pet Shop Boys no tiene género”. No sea cosa que me confundan.

Pero estas cosas son además dadoras de identidad y creadoras de comunidad para OTROS GRUPOS DE PERSONAS. Creo que nuestra campaña debería ser más bien “el arte no tiene dueño”. En todo caso tiene personas que se apropian. Y cada apropiación no niega la del otro. No debería negarla, mejor dicho.

Creo que necesitamos ser más porosos y también si alguien aprecia algún factor (“género”) de un artista y no lo está inventando, es un punto de vista y permitamos que otras personas tengan sus puntos de vista.

9 – Intercambiemos herramientas y no pasemos por alto el contexto histórico

Les traigo una idea: intercambiemos herramientas. Si a ustedes les gusta un montón el cine y se formaron en apreciación cinematográfica probablemente esos principios los puedan aplicar al disfrute de la historieta. Si yo me formé como psicólogo es muy probable que los elementos de psicología me ayuden a mi apreciación del cine y de la música. Y si se formaron en género bueno, esto hace que ya no se puedan invisibilizar los temas de sexualidad y género en ninguna de las formas artísticas que consumimos. Crucemos estas herramientas, vean cuánto más rico hace nuestro análisis.

No les digo que ustedes desarrollen una nueva disciplina desde el living de su casa pero sí utilicen lo que saben sobre de la cosa A para análisis de la cosa B.

Hablamos de las herramientas generales de análisis y apreciación, sumando las perspectivas de género, sexualidad, edadismo, entre otras. Y nunca olvidemos el contexto histórico, tanto el de producción como el de análisis (de otros y el nuestro propio). Es necesario contextualizar las cosas en tiempo y en lugar.

La definición técnica que buscamos es interseccionalidad e interdisciplina. Usemos todas las herramientas de la caja van a ver que nos lo hace más rico.

10- Hay cosas que no son para nosotros

Meme público objetivo vs. Público real

Para cerrar, y para pensar en el punto 6: hay cosas que no son para nosotros. Porque pueden no interesarnos o porque no fueron producidas con nosotros en mente.

Por eso tampoco tenemos que pedir puntos de vista universales. La época del multitarget masivo en estudios culturales falleció con el siglo XX. Y por eso insisto en no ser presas del FOMO y en la importancia de comunidades aglutinadas por lo que une, no por supuestas “artes que no tienen género”, ni audiencias premeditadas.

Es válido decir “esto no es para mí”. La serie de Netflix que está viendo todo el mundo puede que no me interpele y con esto no estoy diciendo que sea mala, ni que no la miren. Estoy diciendo “Yo tengo un tiempo limitado en mi vida de consumos culturales y lo voy a utilizar en aquellas cosas que me interpelan.

Este es mi humilde decálogo. De ninguna manera quiero que se sienta como prescriptivo: es lo que a mi me ayuda y creo que también es lo que nos ayudaría colectivamente a navegar estos tiempos turbulentos de choque de opiniones, ideologías, sectarismos y bien intencionados pero agresivos sentimientos de pertenencia.


Gus CasalsNuestro villano de la semana es Gus Casals: psicólogo y comunicador, generando videos y podcasts sobre historietas, cultura de los años 80 y temas de representación LGBT, tanto solo como con su marido, conocidos colectivamente como los GUSIAN.

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