
Top 10 jugadores de fulbo queridos por todes
No importa la camiseta, los queremos-
Mortor
13 de Mayo de 2025
Toda historieta es autobiográfica
Loris Z. pasó más de la mitad de su vida haciendo historietas, a través de las cuales cuenta el devenir de su vida.
Nació en Italia, país de gran tradición comiquera, y desde los trece años vive en Argentina, donde se hizo ramonero y peronista.
Publicó tres obras autobiográficas: Persona (2009) y Diario (2013) por La Pinta, y El Mundo Extraño (2019) por Szama. Fue nominado a los Premios Trillo como Mejor Autor Integral, Mejor Obra Público Adulto y Mejor Portada.
Portada de Navidad de Reserva (2017) – Fanzine
– ¿Por qué contar desde la historieta?
Primero, porque me gusta muchísimo desde chico. La consumía como un enfermo y no pensaba en otra cosa. En un momento empecé a hacerlas y no paré.
Segundo, porque la historieta es el arte visual más democrático de toda la historia moderna. Por lo menos hasta el acceso masivo a internet, y en cuanto a que lo único que necesitás es una hoja de papel y un lápiz. En un nivel básico no es más que eso. No dependés de un presupuesto millonario para plasmar tu visión, no hace falta armar un equipo multidisciplinario de fotógrafos, iluminadores, actores, escenógrafos ni nada de lo que podrías llegar a necesitar en teatro o cine. Tiene ese espíritu punk del hazlo tú mismo.
– Si es el medio más democrático ¿por qué creés que su alcance no es masivo?
Porque me parece que esta no es una época de masividades. El consumo cultural está dado en muchos nichos especializados. Si vos te enfocás mucho en un tópico en particular y le das a fondo, eventualmente vas a hacerte de un nombre, de una cuota de capital simbólico dentro de ese nicho. Cómo explotarlo ya es personal. Pegarla a nivel masivo, tipo internacional con opciones para series, se da en casos que se cuentan con los dedos de una mano. Como autor, empezar un proyecto pensando en eso es un error. Es querer arrancar por el resultado. Si querés hacer guita, hacete trader.
– La autobiografía ¿es un recurso o una necesidad?
Un poco y un poco. Siento a lo autobiográfico directamente ligado al hacer historietas. De pibe, mientras leía dos ediciones de diferente época de Spider-man, noté que no tenían los mismos autores. En las editoriales de cada número se hablaba bastante de ellos, y así me di cuenta que esas cosas que me gustaban las hacía alguien. Empecé a notar también en ciertas publicaciones, como la italiana Lupo Alberto, que los autores se dibujaban a sí mismos agradeciendo o comentando algo. Ahí entendí que se pueden contar cosas que le pasan a uno en ese formato, a través de personajes, aunque no sean los propios. De adolescente, casi adulto, empecé a pensar en la autobiografía propiamente dicha con gente como Harvey Pekar o Robert Crumb. Fue entrar a otra dimensión. A veces es más o menos obvio, pero el autor siempre va a volcar algo suyo en la obra. Toda historieta es necesariamente autobiográfica.
Contraportada de Navidad de Reserva (2017) – Fanzine
– ¿El Loris personaje es el Loris persona?
En el sentido estricto, no. Cuando se cuenta algo, forzosamente se cuenta un recorte. Lo que trato de hacer es no forzar una lectura de mi persona para quedar bien. Que la historia no se incline a mi favor, porque no hay que mentirse. En sentido amplio, el Loris que se vuelca en la historia es un Loris real, mediado, pero real.
– ¿Hay algo de indulgencia al ser autor integral o sólo exigencia?
En cuanto al contenido, me gustaría decir que soy exigente, pero no es así. En todo caso, la única demanda pasaría por el no mentirse, como dije antes. En cuanto al dibujo, al guión y a cómo uno resuelve las cosas en la página, sí lo soy. Ahora mismo estoy haciendo una nueva versión de Diario llamada Diary is Unbreakeable, apostando a hacer todo lo más veloz y lo-fi posible. Sin escanear las páginas, sin corrección digital. Dibujarla y subirla, palo y a la bolsa. Dentro de poco haré algo más prolijo con eso, pero por lo pronto, después del tiempo que estuve parado durante la cuarentena y que se estiró bastante después de terminada, el objetivo es ir rápido y hacer cosas, volver al fanzine. Por lo micro, a toda velocidad y seguir construyendo obra a partir de eso.
– ¿Contás historias o contás experiencias? ¿Qué buscás que se lleve el lector?
Lo que se lleva el lector queda en él, yo no tengo control sobre eso. Al relatar algo suelo usar un hecho concreto para hablar de otra cosa. En El Mundo Extraño hablo de una historia de amor, desde su principio hasta su final, a partir de recitales de El Mató a un Policía Motorizado. Ahora estoy tratando de resolver dos proyectos, uno sobre cómo nos relacionamos con nuestros padres usando una anécdota de mi viejo en el Mundial de Italia ’90; y otro sobre cómo se afrontan cuestiones de ansiedad o impaciencia a partir del proceso de pintar miniaturas. La historia tiene que hablar de otra cosa, o te quedás en la cosa banal y pelotuda de lo irrelevante.
– ¿Hay algo que no se pueda contar?
Como poder, se puede contar todo. El límite lo pone uno a la hora de hacerlo. Antes de publicar El Mundo Extraño te hubiera dicho que ese límite no existe. Hoy, después de editarlo, te digo que uno tiene que saber cuándo parar o qué cosas exponer tanto de uno como de otro. En mi mente traté de tener un enfoque cuidado sobre cómo mostrar cosas de la otra persona, traté de que los diálogos fueran lo más fidedignos posibles y de no dibujar de más en las escenas de intimidad. En su momento me pareció que estuvo bien y lo defendía a las piñas contra quien sea. Cinco años más tarde, estoy seguro de que se podría haber mostrado menos. Eddie Campbell hizo una historieta sobre el concepto y la historia del dinero, Lovely Horrible Stuff. Una parte de la obra la dedica a contar cómo su suegro dilapidó la fortuna familiar, y, no tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que eso derivó en su divorcio poco tiempo después. A veces se pueden dar secuencias innecesarias.
Portada de El Mundo Extraño (2019) – Szama Ediciones
– ¿Tenés en cuenta al público cuando pensás la obra?
No. La única consideración que tengo con respecto a un otro es la legibilidad. No pienso en una audiencia a la hora de producir. Soy muy alanmooreano en eso de que la gente no sabe lo que quiere y si lo supiera, sería artista. No diluyo ni cambio el discurso.
– ¿Las nuevas maneras de consumir afectan a la manera de hacer?
Uno está en evolución constante, y el proceso se ve afectado tanto por las circunstancias personales como por los medios de producción, difusión y distribución. Todo termina afectando a la producción personal propiamente dicha. No lo veo como algo malo, son cambios que se van dando. Si bien sigo siendo la misma persona que hacía historietas hace veinte años, no soy esa misma persona. Y está bien, porque si ignorás lo que sucede a tu alrededor, te volvés una de esas viudas de Editorial Columba que terminan reclamando historietas para obreros que salen de la fábrica, algo ya obsoleto que no va a volver. Millones sólo leen digitalmente a través de WebToon ¿Por qué sería menos valioso que lo otro? Se pueden seguir contando historias en nuevos formatos, y para eso se requieren otro trabajo y desarrollo. Hay que tener en cuenta cómo se transformó el consumo cultural en la última década: la tiktokerización y no poder prestar atención a algo por más de veinte segundos.
– ¿Qué necesita la historieta argentina?
Apoyo estatal: organización, difusión, eventos, exportación de obra, programas como el Fondo Nacional de las Artes, cancillería trabajando en ferias y bienales para mover derechos. Mostrar autores afuera, traer gente para que vea producción nacional. Necesita estabilidad para que editar algo no sea prohibitivo para el bolsillo del lector. Que las editoriales puedan mostrar su despliegue. Falta gente que piense la historieta, desde la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) comprando material para las bibliotecas populares, hasta el Ministerio de Cultura comisionando trabajos educativos para las escuelas. Desde la producción voces sobran. Lo que necesita la historieta, medio democrático en su confección, es la democratización de su consumo. Y eso le compete al Estado.
Loris Z. y La Inca, registro del Mechaversario el pasado 29/03