Confieso que no se muy bien por donde encarar esto. En veinte años de militancia y acompañar movimientos y luchas, he escrito muchas palabras sobre el 24 de marzo y nunca terminan siendo satisfactorias. Salvo, tal vez un año que puedan adivinar. Involucra a un bizco, un cuadro y un milico. Y fue corto el momento de confort, porque no mucho tiempo después, Julio López desapareció en democracia. Podemos hablar de Etchecolatz y la vicepresidenta actual. Podemos escribir ensayos larguísimos y sesudos sobre el asunto.

Pero no serán satisfactorios.

Y ahí esta el asunto. Nunca va a serlo. No debería ser nunca ni cómodo ni satisfactorio, ni placentero hablar del terrorismo de Estado.

Debería escocer. Lastimar. Cualquier discurso sobre la dictadura militar genocida debería provocar dolor.

Pero no lo hace. Porque no se habla.

Argentina es una familia disfuncional. Todos se aprecian mientras se eviten los temas escabrosos. Mientras en el asado se charle de futbol, farandula y truco, nadie se va a pelear. Y si surgen los terrenos de la abuela, capaz hay algún escarceo que será convenientemente olvidado para el próximo convite. O se perderá en el correo la invitación de los díscolos.

Y eso es lo que nos sucede.

Los que denunciamos el regreso del fascismo vivimos siendo repudiados por aquellos que no quieren verlo, o que pretenden que ese fascismo no es peligroso mientras “se quede en la charla”.

Jamás en la historia se quedó en la charla. Y ahora son gobierno.

Hace unos días escuché a un yankee ex republicano contar algo interesante. El señor, no recuerdo su nombre, decía que habían estudiado a Trump y habían definido que su coeficiente intelectual era de 73 puntos. Silencio: tengo claro las críticas al asunto y hasta acuerdo con ellas. Pero déjenme seguir con la anécdota y puteenme en las redes sociales. Un CI de 73 puntos habla de una persona casi subnormal. ¿Por qué se elegiría a un ser humano así para el puesto mas sensible del planeta? ¿Por qué le darían los códigos de ojivas nucleares?

Porque, en definitiva, es un proceso de identificación. Un peronista se identifica con otro peronista. Un radical con otro radical. Un trotskista con otro trotskista.

Y un tarado se identifica con otro tarado.

El European Journal of Personality, (la revista oficial revisada por pares de la Asociación Europea de Psicología de la Personalidad) sacó un análisis basado en 67 análisis previos en los cuales definía que, palabras mas, palabras menos, aquello que definía de forma mas clara a un facho, era su increíble estupidez. El estudio es del 2015 y lo linkeo para que no piensen que lo digo yo.

Los tarados son peligrosos para la sociedad porque su voto vale exactamente lo mismo que el de aquel que no es tarado. Entonces hagamos el cálculo:

El voto de un tarado vale 1.

El tarado vota a otro tarado.

Los tarados suelen ser fachos.

Los tarados suelen ser muchos porque es mas fácil ser tarado que pelear por no serlo. Por intentar entender cosas.

Los tarados ganan las elecciones.

Cada semana previa al 24 de marzo tenemos que recordarle a una sociedad con alto porcentaje de fachos tarados que fueron 30 mil desaparecidos. Que fue terrorismo de estado. Que el número no nos lo sacamos del ojete. Que lo admitieron los militares en 1978 y lo publicó La Nación en el 2006 con los documentos oficiales. Que guerrilleros de Montoneros y ERP FUERON juzgados. Que tanto ellos como los militares fueron indultados. Que fueron indultados por un gobierno neoliberal –el de Carlos Saul Menem– como el que tanto adoran ahora.

Que NO PRESCRIBEN LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD.

Que el TERRORISMO DE ESTADO, ES DECIR, USAR EL APARATO REPRESIVO ESTATAL PARA SECUESTRAR, ABUSAR, ASESINAR O DESAPARECER PERSONAS CIVILES ES UN DELITO DE LESA HUMANIDAD.

QUE VICTORIA VILLARRUEL, ACTUAL VICEPRESIDENTA ES HIJA DE UN REPRESOR.

QUE EL GOBIERNO ACTUAL NO ES NEGACIONISTA. ES APOLOGISTA. TODOS ELLOS.

Que el liberalismo siempre tiende al fascismo.

Que NUNCA MAS ES NUNCA MAS.

Cada semana previa al 24 de marzo tenemos que repetir este mantra para los que no lo van a escuchar o leer, para los que lo saben, para los que no tienen la mas puta idea que pasó porque lo quieren esconder debajo de la alfombra. Para no atragantarse con las achuras y que la tía no tenga que salir a buscar los remedios de la hipertensión.

Cada 24 de marzo.

¿Y saben por qué?

Porque no se legisla.

Porque cuando hay gobiernos progresistas al frente, se les frunce el ojete de enojar al tío. Porque mas de uno tiene esqueletos en el placard o incluso, dentro de las filas porque “en ese municipio hay que ganar sí o sí…”. No ejecutan el poder que les dieron sus votantes, porque “hacer política es conciliar”. Con nazis no se concilia ni se negocia nada. Entonces no legislan.

Ellos, los fascistas, sí lo hacen.

Habrá que preguntarse si los tarados no somos nosotros.

30000 compañeros desaparecidos presentes.

Ahora y siempre.

A los héroes hay que recordarlos siempre

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