El término “gorila” en la política latinoamericana nació estrictamente como sinónimo de anti peronista (de Perón) a raíz de una frase del humorista Aldo Cammarota en una parodia a Mogambo, película con Clark Gable y Ava Gardner que transcurría en la selva.
“Deben ser los gorilas, deben ser” repetía el científico de la parodia cada vez que escuchaba un ruido. Así la gente adoptó la frase ante cada cosa que sucedía pre golpe de estado de 1955. Y los anti peronistas y golpistas, para no ser menos, acuñaron gustosos el mote. La falta de neuronas en los gorilas parece ser algo que viene de siempre.
Hasta se llegó a usar en una campaña presidencial (1963) de la Revolución Libertadora (sic) que decía: “Llene el Congreso de gorilas”. Con el correr del tiempo la asociación entre boludos desclasados la derecha con los primates se fue adoptando a lo largo y ancho de Latinoamérica: Cuba, Uruguay, Chile y Venezuela, algunos ejemplos que tuvieron un uso similar de la expresión.
Con la referencia histórica hecha podemos sumergirnos de lleno en esta fina selección de simios deleznables. Ojo, creo que van a sentir cariño por uno…
El de sistemas (Gorilla Desistems)
Ah, Sistemas. Rubro desclasado y antipolítica si los hay. Estos primates son los que más pude estudiar pues comparto profesión. Nomás escuchan un atisbo de protesta y ya salen a golpearse el pecho como buenos monos que son. Este King Kong de la informática cree que se las sabe todas, porque de chiquito puso a girar a la tortuguita del Logo en un círculo infinito y de adolescente fue astronauta en el Sims. Le dice chorro al protestante mientras le pide a ChatGPT que le escriba los reportes. El bondi a $3000 le parece bien porque “estaba muy barato” (también porque hace home office y no se lo toma nunca, digamos todo). Una verdadera monada.
La señora cocker (Gorilla Pelilaceum)
Oriunda de la selva Palermo/Recoleta, esta especie destaca por su pelo lacio o teñido (como su pensamiento) y brillante, este último un rasgo que sus neuronas resisten compartir. No escatima un mango, te reclama desde un vuelto de 10 pesos hasta los 5 minutos que su empleada de limpieza (en negro) se tomó para responder un mensajito de texto. Su mayor temor es ver a esa empleada sentada al lado suyo en la peluquería haciéndose las uñas. “Debería estar trabajando”, piensa la vieja vaga conchuda primate doble vara.
El tibio (Gorilla radicalis)
Los conocidos le dicen “corea del Centro”. Nunca se la va a jugar con su pensamiento y siempre dialoga… con la derecha rancia. Le encantan los libros de autoayuda y las frases hechas. “Mi libertad empieza donde termina la del otro”. ¿Les suena? Consideran rebeldía pelotudeces como comer pizza con ananá (no lo juzguen, es de la selva) y cuando todos están hablando de algo importante, ellos ni se enteraron por estar llorando (literalmente) que no salió una ley demoledora para la sociedad. Un abrazo y un “tatequieto” a Rodrigo De Loredo.
El metalero (Gorilla lumilagrum)
Fácilmente reconocible por su pelaje de jean con parches, este espécimen suburbano te va a decir que no le interesa la política, todos los políticos son lo mismo y hay que matar a los negros, todo mientras se toma un tibio trago de cerveza “La Triple A” escuchando Tungsteno.
A este simio le chupa un huevo quién dirige el país o cómo le afecta al resto de la sociedad. “Yo igual al otro día tengo que ir a trabajar”. Si Robertito, como todos. El tema es que sólo trabajar no te alcanza para subsistir con fascistas al poder.
Optimus Primal (Gorilla Roboticus)
Científico maximal. No tiene relación con el burgués Optimus Prime, aunque termina absorbiendo su chispa. Salva a su planeta sacrificándose. Héroe de la clase trabajadora cybertroniana. Este es un gorila noble, no como los otros cuatro garcas.
Hasta aquí el recuento de los que yo considero son los simios más pintorescos del condado. Mandanos tu tipo de gorila favorito en el correo de redactores (que no tenemos, pero siempre quise escribir esto para cerrar una nota).
MECHA es un proyecto comunitario que hacemos a voluntad. Si te gustó este artículo, te proponemos invitarle Cafecito a su autor/a/e como reconocimiento.