Sole Zeta
18-10-2024 13:09

Con poco más de 100.000 habitantes (una población comparable en tamaño a Trelew, Luján, o Villa Mercedes), la ciudad de Green Bay tiene un honor inusual: alberga al equipo más viejo de la NFL, los Packers. Mientras que otras ciudades más grandes desesperan por su propia franquicia (durante décadas Los Ángeles no tuvo equipo local, por ejemplo), esta localidad pequeña a orillas del Lago Michigan tiene hace más de un siglo el equipo que los llena de orgullo.

Y tienen de qué enorgullecerse, ojo: no contentos con tener un equipo, tiene al más ganador de la historia de la NFL, con 4 Super Bowls y 13 ligas en total. Por algo esta población se autodenomina “Titletown, USA”.

Green Bay Packers

¿Y cómo es que un equipo de un pueblo chico del Midwest llega a ser el más exitoso del mundo en su disciplina? ¿Cómo es que en el país más capitalista del mundo, su plaza no fue vendida a otro mercado más “atractivo” para inversores?

Bueno, resulta que este equipo tiene una particularidad: es el único de la NFL que es un club y no una sociedad anónima. Si bien la liga actualmente no admite la creación de nuevos equipos bajo este tipo de sociedad, al ser el equipo más viejo de la competencia, se le permite mantener la estructura original. Y gracias a esto es que se pueden preservar valores más allá del lucro empresario, como la vinculación con la comunidad local.

Pensé que esta nota era sobre futbol de verdad, con pelota redonda

Uso el ejemplo de los Packers porque ya me harté de ver que se usen el Barcelona o el Real Madrid, pero el mensaje es el mismo: aún en el corazón del capitalismo internacional, aún en una de las ligas deportivas más comercialmente exitosas, el modelo de clubes funciona.

¿Es la Euro más difícil que la Copa América?

Pero entonces ¿la participación de capitales privados no fortalecería el fútbol argentino? ¿No ayudaría a retener futbolistas en la liga local, en vez de su emigración cada vez más temprana? ¿No ayudaría a recuperar la relativa paridad entre las ligas sudamericanas y las europeas que existía hasta hace unas décadas?

Para contestar esta pregunta habría que mirar qué pasa en países de nuestro continente que aplican el modelo de sociedades anónimas. Un ejemplo que se suele repetir es el del Montevideo City Torque, equipo nacido como sociedad anónima de capitales uruguayos pero comprado por el City Football Group (multinacional de capitales emiratíes propietaria del Manchester City, entre otros equipos) en 2017.

Tras un ascenso a primera división al año siguiente e incluso un par de participaciones en copas internacionales, el sueño se esfumó en 2023 cuando descendió a la segunda división.

Descenso Montevideo City Torque

Parecería que la participación de capitales privados no cambia una triste realidad: el fútbol uruguayo, pese a ser uno de los mayores reservorios de talento per cápita del mundo, lleva décadas por debajo incluso de sus pares regionales.

La última vez que un equipo charrúa alzó la Copa Libertadores fue en 1988, cuando Nacional se coronó campeón. Desde entonces, sólo en 2011 hubo una presencia uruguaya en la final de la competencia continental, cuando Peñarol fue derrotado ante Santos. Dato: los dos gigantes del fútbol charrúa son clubes, no sociedades anónimas.

Quienes parecen haber reafirmado su dominio en el fútbol continental son los clubes brasileros, que viven una era dorada mientras su selección atraviesa su peor momento en décadas. Las últimas cinco ediciones han sido ganadas por Flamengo, Palmeiras (dos veces cada uno) y Fluminense. ¿Qué tienen en común? Ninguno es una SAD.

Fuegos artificiales en un festejo de gol en la liga mexicana

Muchos fuegos artificiales, poco superar octavos de final

Tal vez el mayor ejemplo de potencial futbolístico desperdiciado sea el de México. Con más de 130 millones de habitantes, una economía pujante y una indudable pasión por el fútbol, el otrora “gigante de CONCACAF” no pierde ocasión de decepcionar en competencias internacionales.

Si bien acá no estamos hablando de selecciones sino de clubes, no menos cierto es que estos son los formadores de jugadores que vestirán los colores de su país. Y sí: el torneo está dominado por sociedades anónimas. El mayor campeón histórica de su liga local, América, es parte del grupo Televisa, el multimedios de habla hispana más grande del mundo.

Con un capital que le permite a México competir en salarios contra muchas ligas Europeas, el saldo es terrible: según la IFFHS, la liga Mexicana se encuentra en el lugar 36 del mundo, detrás de países tan insólitos como Chipre, Perú, Ecuador o Marruecos. Ucrania, en guerra hace años y con un tercio del país ocupado por Rusia, le saca más de 10 posiciones.

Estadio destruído en Ucrania

Esta liga está 10 puestos arriba de la Mexicana en el ranking internacional. 100% real, no fake.

¿Y Argentina?

Pese a haber perdido una posición en el último año, sigue en el top 10. Es la segunda liga de CONMEBOL en el ranking mundial, después de Brasil (que bajó al cuarto lugar después de liderarlo en 2023). Me cuesta pensar que ese sea objetivamente un mal resultado.

¿Podríamos estar por encima? Sí, si Brasil pudo, imposible no es. Como mínimo podríamos superar a ligas como la portuguesa o la belga. Pero teniendo en cuenta que somos un país periférico, con una economía detonada y un mercado interno mucho menos redituable que el de Brasil (la población argentina es más o menos comparable a la del estado de Sao Paulo), es difícil enojarse demasiado por esa posición.

Argentina y Bananuda

¿Qué explica, entonces, el apoyo de algunos sectores hacia la privatización de los clubes de fútbol? Mi hipótesis es que es una búsqueda para escapar de nuestro destino sudamericano. La idea sería algo así como “si aplicamos el sistema que usa Inglaterra, tendríamos la Premier League”. Los datos parecerían indicar lo contrario: tendríamos una liga más parecida a la uruguaya, la colombiana o la mexicana.

De la misma manera que el odio hacia el peronismo, incluso de sectores de izquierda, parece motorizado por querer una dinámica “normal”, querer aplicar un modelo (aún más) capitalista al deporte es algo similar. Seamos “normales”, hagamos lo mismo que los demás, aún si analizando friamente los resultados de aplicar el modelo que usan otros países de la región no sean mejores que los nuestros.

Pero no es por ahí. Nunca es por ahí. No es imitando a los primermundistas que te convertís en uno de ellos. Ponerle una melena a un puma no lo convierte en un león. Lo que nos hizo grandes es abrazar lo que somos, no copiar burdamente a quien siempre nos va a despreciar. Y permitir la participación de capitales extranjeros en nuestro deporte no evitaría el extractivismo de talento sino todo lo contrario: un Chajarí City solo serviría para precalentar refuerzos que vayan al Girona, y de ahí eventualmente al Troyes, Manchester City o cualquiera de las filiales del grupo empresario.

La decisión es entre “hacer la nuestra” o copiar el modelo mexicano. Después no nos sorprendamos cuando se nos complique llegar a cuartos de final.

SAD: Los Clubes son de los socios


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Sole Zeta
Co-editora de este antro. Nerd profesional. Estudiante tardía de gamedev. Además soy trans.