En momentos donde vivimos un auge de un nuevo neoliberalismo, en el que todo aporte o participación estatal son vistos como un gasto innecesario, el foco pasó a estar puesto, una vez más, en los clubes de fútbol y la posibilidad del ingreso de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). Vistas como la solución “europea” a todos los males que aquejan a nuestro deporte más popular, desde MECHA analizamos alguno ejemplos más emblemáticos alrededor del mundo para intentar entender este negocio. Desde ya adelantamos nuestra respuesta a la pregunta en rigor ¿Son la solución? Absolutamente NO.
¿Qué es una SAD?
Partamos de lo básico para entender porqué hay un rechazo tan generalizado a la entrada de las SAD en nuestros clubes. Intentando simplificar el análisis, los clubes hoy por hoy en su estatuto sostienen que los socios pueden participar en las decisiones que se toman alrededor de este, manteniendo vivo el lema de “El club es de los socios”. Mientras que una SAD, plantea que los principales dueños pasan a ser inversionistas (nacionales o extranjeros) y los socios dejan de tener cualquier tipo de injerencia, voz o voto sobre las acciones que se puedan tomar, como por ejemplo mudar o cambiar el nombre del club…
112 Kilómetros
Esa es la distancia que separa el amor genuino de los hinchas del Wimbledon FC versus los deseos empresariales de sus dueños. Club con una antigüedad bastante extensa en el fútbol inglés (135 años para ser exactos), los “Dons” nunca pelearon por algo grande, pero sí lograron mantener una conexión muy profunda y simbólica con los vecinos y habitantes de la zona; hasta que a fines de los años 90, su nuevo dueño Peter Winkelman (empresario y promotor musical), decidió que la mejor idea era mudar al equipo de esta localidad tan emblemática a la ignota Milton Keynes…casualidades o no, esta ciudad es de donde viene el nuevo dueño del club: Tomémoslo como un experimento casi idéntico a lo que hizo Julio Grondona en su momento con Arsenal de Sarandí.
Si hiciéramos una encuesta futbolera preguntando “‘¿Qué es lo que no se puede tocar de tu club?” estoy casi seguro que en el top 3 estaría “Los colores de la camiseta” y “la cancha”. Keynes logró su objetivo de mudar el club de ubicación en 2002, y 2 años después hasta tuvo el tupé de cambiarle el nombre: Milton Keynes Dons, un auténtico capricho empresarial capitalista. Frente a esta situación, los hinchas del Wimbledon FC tomaron una decisión maravillosa: fundar su propio club y recuperar el nombre, así fue como en 2002 nació Association Football Club Wimbledon.
Una tarde lluviosa de Marzo de 2024
Skippeamos 22 años de historia de este club y llegamos a la actualidad. Cuestiones dignas del destino de “la caprichosa”, AFC Wimbledon tuvo su revancha enfrentándose al Milton Keynes Dons por la cuarta división de la liga, logrando ganar por un gol marcado en el minuto 94, estamos hablando de un verdadero grito de desahogo. Y algo no menor, más allá de la pasión y el compromiso de los hinchas por mantener viva la historia de su club, es el hecho de que lo que no se cuenta de toda en esta historia es algo muy frecuente en los experimentos de entradas de capitales privados a clubes de fútbol: el completo vaciamiento del mismo y la caída consecuente de categorías y categorías. Cuando Winkelman compró el Wimbledon FC, este se encontraba compitiendo en la Premier League, hoy el club renombrado está 4 divisiones por debajo de la misma.
Just listen to that commentators reaction to the goal.
That’s what football means#mkdons #afcwimbledon pic.twitter.com/PuJvhoQMSx
— Chris Wright (@buttersyeah) March 2, 2024
El monstruo de mil cabezas llamado City Group
Si pensamos en la representación máxima de una SAD en el fútbol lo primero que se nos viene a la cabeza es el City Group y, particularmente, el Manchester City, club emblema de este grupo inversor. Vale la pena hacer un breve repaso para entender el impacto que tuvo el grupo dentro de la historia del City: hasta el 2008, fecha en donde el Abu Dhabi United Group for Development and Investment compró la totalidad del club, Manchester City era un club que estaba atravesando una grave crisis financiera y venía de cosechar resultados regulares, lo que consideraríamos acá como un equipo de mitad de tabla.
Para que dimensionemos, En 2011-2012 lograron, después de 43 años, salir campeones de la Premier (Agueeerooooooooooo) y clasificar a la Champions League: Lo que hoy se normaliza en su momento era un verdadero trébol de 4 hojas para el City.
Ponele City a todo
El éxito que logró Abu Dhabi United Group for Development and Investment no hizo otra cosa que agrandar los intereses por conquistar nuevos mercados y sumar más socios a la aventura del negocio del fútbol, así fue como en 2013 nació City Football Group (CFG), compuesto por el grupo de Abu Dhabi y otros socios chinos y norteamericanos.
Una vez conformado el grupo comenzó el rayo cityzador: En 2013 compraron el New York City FC. Al año siguiente compraron el Melbourne Heat de la liga australiana que pasó a llamarse Melbourne City FC. En 2017 nos tocó más de cerca cuando se anunció que el City Group compraba la totalidad del Club Atlético Torque de Uruguay, 3 años después lo renombrarían a Montevideo City Torque. Y por último, otro de los casos más conocidos es, de nuevo en 2017, cuando compraron el Girona FC.
Detrás de los éxitos deportivos
Sin duda alguna la llegada de capitales privados generó una verdadera revolución en el City, aumentando no sólo la calidad de su plantel sino también la cantidad de logros. El año pasado el club logró su primer triplete en la historia al ganar la Premier League, la Champions League y la FA Cup.
Tamaño logro generó que Netflix haya sacado, hace un par de semanas, una docuserie retratando todo el devenir del equipo durante la temporada 2023, inclusive cuando el club fue denunciado por fraude financiero: La propia Premier League en su momento promovió una denuncia argumentado que el City cometió cientos de infracciones financieras entre el 2009 y el 2018. Recordemos que ya en 2014 fue multado por 60 millones por no haber respetado el “fair-play” financiero planteado por la UEFA y en 2020 estuvo a punto de quedar suspendido de toda competencia europea por el mismo motivo, aunque siempre terminó zafando.
Triangulaciones de pases, compra de jugadores y cesiones instantáneas son algunas de las maniobras más habituales que se generan, pero por sobre todo, hay una constante sensación de “David Vs Goliat”. Pep Guardiola, máximo artífice de todo lo creado por el City en los últimos años, ya declaró en su momento que si el club sufría una sanción que implique pérdida de varias categorias, él no va a abandonar el barco y se mantendrá a cargo del equipo pase lo que pase, por ahora triunfa el “siga, siga”.
No es tán fácil como ctrl-c + ctrl-v
A orillas del rio Sena, en Francia, se encuentra la ciudad de Troyes de donde es originario el Espérance Sportive Troyes Aube Champagne, un club de fútbol bastante joven (fue fundado en 1986) que en 2020 fue comprado por el City Group con promesas de crecimiento deportivo. A principios de Mayo el Troyes descendió de la ligue 2 a la ligue 3 (nuestra C) Los hinchas, cansados, decidieron interrumpir el partido que los estaba condenando al descenso tirando bengalas a la cancha y cantando “Merci City”
A dark night for Troyes. Their home match vs Valenciennes is abandoned as fans throw flares onto pitch, and some players throw them back into stands! Troyes are on the brink of successive relegations. Owned by the City Football Group, fans ironically chant "Merci City". pic.twitter.com/ocRWes9igx
— Colin Millar (@Millar_Colin) May 3, 2024
St. Pauli, una anomalía del sistema
Si hay un club que despierta interés, identificación y una genuina envidia es el St. Pauli de Alemania, una institución que frente a cualquier suceso político & cultural ha sabido estar del lado correcto de la vida apoyando causas de minorías o abriendo las puertas de su estadio, de manera literal, a refugiados que llegaban a Alemania desde distintas partes del mundo.
Después de 13 años logró ascender a la Bundesliga, la categoría más alta dentro del fútbol Alemán y obviamente sus hinchas lo festejaron como corresponde.
La historia del St. Pauli, como la de otros clubes a lo largo y ancho del planeta, nos demuestra que todavía hay esperanza de poder frenar desde una cancha de fútbol a ese monstruo de mil cabezas llamado Capitalismo. Pero será una historia que desarrollaremos en otro artículo enfocado en la otra cara de la moneda: Aquellos clubes que levantan la bandera de la justicia social como una causa propia.
🇩🇪 El club alemán St. Pauli, conocido por su antifascismo en el mundo, ascendió hoy a la Bundelisga y así lo festejaron sus hinchas. pic.twitter.com/SkX3CobWQM
— Fútbol y Política (@FutboliPolitica) May 12, 2024
¿Por casa cómo venimos?
Claramente los tiburones huelen sangre y están al acecho esperando la mínima oportunidad para clavar sus colmillos en los clubes locales. Al margen de las expresiones, tragicómicas, que tuvieron su momento Milei y Bullrich, la realidad es que semana a semana aparecen indicios de que se está tanteando el terreno.
Hace semanas Juan Sebastián Verón fue elegido nuevamente presidente de Estudiantes de La Plata y declaró: “El sistema está gastado, el marco jurídico y dirigencial no ayudan. Los clubes vienen funcionando así desde los años 50, pasamos por todas las instancias: clubes que quiebran, vuelven a estar bien y vuelven a quebrar. Eso ya está, el sistema argentino está gastado“.
En la misma línea, Andrés Fassi, presidente de Talleres, declaró un poco más explícito lo mismo: “En el momento en que las SAD se puedan aceptar va a ser la mejor decisión que le pueda pasar al fútbol argentino. Sería una decisión a favor del fútbol argentino. El que quiera ser una sociedad sin fines de lucro que los sea“.
Habrá que seguir atentamente los próximos meses para ver efectivamente que ocurre, la entrada de capitales privados en clubes de fútbol en la región no es algo nuevo: A la situación del Montevideo City Torque que mencionabamos, también le podemos sumar la participación del grupo Red Bull en la liga brasileña y el experimento que están llevando a cabo con el Red Bull Bragantino. Tampoco podemos recordar los pasos del ex-presidente chileno Sebastián Piñera cuando fue gerente del Colo Colo.
El gobierno nacional, mientras tanto, ha intentado agitar un poco las aguas haciendo declaraciones “polémicas”, desde Pato Bullrich lamentandose (!) porque según ella el Chelsea estaba interesado en comprar 4 o 5 clubes y no estaba entre ellos Independiente, hasta el propio presidente que, como todo en su vida, lo ve en números y millones de dólares que podrían llegar a entrar a los clubes.
Los hinchas del rojo pueden respirar aliviados por el momento hasta que entendamos un poco más las intenciones (si es que las tiene en el fondo) del Kun Agüero y su interés en acercar el City Group al 2do club más popular de Avellaneda. Casualidades o no del destino, los colores del City son los de Racing Club.
Los clubes argentinos y sus hinchas ya manifestaron su rechazo de pleno al ingreso de las SAD, el tema es ver cuánto aguantamos cuando del otro lado tenemos todo un aparato mediático orquestado para generar una operación desgaste, la clave es no olvidarnos de lo más importante: los clubes, en este caso de fútbol, cumplen una función central como promotores de nuestra cultura, son parte de nuestro ADN.
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