Hace mucho tiempo que vengo notando y debatiendo con amigos futboleros sobre la creciente ola de seguidores del deporte, particularmente de Centroamérica y México, con una enorme tendencia a apoyar de manera ferviente a clubes o futbolistas europeos como si fueran propios. Obviamente esto no es algo que surge de la nada, y tiene un origen y una explicación.
Marketing
Primero que nada, hay toda una historia y, sobre todo, poder económico que respalda a Europa para ser vista como algo superior respecto a su par sudamericano, aunque la realidad demuestra que sus mejores equipos se nutren de las figuras de estos lares.
Si eso ocurre con Sudamérica, donde entre Argentina, Brasil y Uruguay suman diez Mundiales ganados (contra once de Europa), imaginen el contraste contra toda la zona de la Concacaf, cuyo mayor exponente, México, apenas logró los cuartos de final del máximo certamen futbolístico en dos ocasiones. (NdE: Che, Estados Unidos llegó a cuartos en 2002… ¡y a semis en 1930!)
Esta percepción entre distintas ligas y torneos se trata en la comparativa entre la Copa América y la Eurocopa.
Nivel dispar entre clubes y selecciones
La liga mexicana es históricamente la más fuerte de todo lo que abarca Concacaf.
Queda claro esto al observar que 39 de las 59 ediciones celebradas de la Liga de Campeones de la Concacaf (o “Concachampions”) fueron ganadas por equipos mexicanos. Solamente uno de los últimos 19 torneos fue ganado por otro equipo (Seattle Sounders F. C. de EE.UU., en 2022).
A nivel selecciones no es muy distinto, ganando México 12 de las 27 Copas de Oro Concacaf realizadas. Cabe destacar que, desde 1991, cuando el torneo se pasó a jugar cada dos años (y, curiosamente, casi en exclusiva en territorio estadounidense), entre mexicanos y yankees se repartieron 16 de las 17 ediciones: 9 ganadas por México y 7 por EE.UU., ganando Canadá la restante en el 2000.
Ligas locales flojas
Con semejante disparidad entre uno o dos países respecto al resto (salvo honrosísimas excepciones, como alguna dentro de todo buena generación de Costa Rica o Canadá) uno pensaría que la liga mexicana, o incluso la estadounidense, serían muy superiores.
Bueno, no es así.
La MLS de Estados Unidos empezó hace unos años una lenta inversión para generar interés en el yankee promedio, algo que veo difícil siendo un deporte que está, como mucho, quinto en orden, detrás del fútbol americano, el básquet, el béisbol y el hockey sobre hielo.
Aun así hacen el intento llevando figuras de talla internacional en el ocaso de su carrera como Messi o Luis Suarez, sobre todo de cara a la organización del próximo Mundial, en 2026.
México, por su parte, es un caso extraño. Grupo Televisa (que hace ver a Grupo Clarín como una pyme), públicamente es dueña del Club América, y por lo bajo se dice que maneja bastantes negociados que van desde la organización de la Liga MX hasta la propia Selección Nacional.
Tal poder permite que los clubes más fuertes sean capaces de pagar sueldos casi europeos, aunque eso no es suficiente para atraer a figuras de primer nivel. La fama de ser una región “insegura” hace que casos como el del francés Gignac sea una excepción, prefiriendo los futbolistas europeos seguir su carrera incluso en países en guerra como Ucrania o Rusia.
Asimismo, el futbolista mexicano no tiene la necesidad de dar el salto europeo para tener un buen pasar económico, como pasa, por ejemplo, en Argentina. La relativamente baja exigencia de la Liga MX lo hace un destino ideal para jugadores mediocres de acá (o al menos sin nivel europeo).
Así también vemos cómo el autodenominado “Gigante de la Concacaf”, siendo un país con tradición futbolística y con más de 100 millones de habitantes, no puede formar un once decente propio y recurre a nacionalizar a futbolistas como Rogelio Funes Mori, Matías Vuoso o Julián Quiñones, que no tuvieron lugar ni por error en las Selecciones de sus países natales.
¿El resto de las ligas? Lamentables. Primeras divisiones formadas por entre diez y doce equipos cuyos campeones serían de mitad de tabla para abajo en la B Metropolitana del devaluadísimo fútbol argentino. Sacachispas o Los Andes no son menos que Alianza FC de El Salvador bajo ningún concepto.
Admiración por los poderosos
Voy a traer una comparación extrafutbolística para explicar este punto.
Seguramente se hayan cruzado en redes sociales o incluso en persona con gente que admira o ve como ejemplos a seguir a personajes como Elon Musk, Jeff Bezos o Steve Jobs, y cuya razón suele ser, sin mucha explicación lógica, que son multimillonarios que, en teoría, “se hicieron de abajo”.
Con el fútbol pasa algo así. Como dije antes, hay toda una movida fuertísima de marketing que, encabezado por clubes exitosos como Real Madrid, Bayern Munich o, actualmente, Manchester City, hace ver al fútbol europeo en general como algo ejemplar y, a la vez, inalcanzable para el resto de las ligas a nivel mundial.
Y es claro en los casos de este artículo: imaginate la experiencia de un guatemalteco. Su primera división tiene doce equipos y el más popular tiene un estadio para menos de 30 mil personas (el resto, salvo un par, no pasan de 10 mil).
Como para que tengan una idea, El Porvenir, equipo de la cuarta división de Argentina, tiene un estadio para 14 mil espectadores, y sería el segundo en capacidad allá.
En ese contexto, si el club fuerte de su ciudad son los Guajolotes de Huehuetenango con un estadio para tres mil personas hecho de madera y telgopor, y su Selección Nacional no existe en ningún plano relevante, se les hace difícil sentir pasión o admiración por algo “propio”. Todo lo contrario diría.
Encima al prender la tele, ponen un canal deportivo y están transmitiendo un partido de la liga de España. Ven un Estadio Santiago Bernabeu repleto con 80 mil espectadores, un campo de juego impecable y 22 tipos físicamente privilegiados en cancha. El contraste es durísimo.
Así es que surge una oleada sorpresivamente grande de hinchas del Real Madrid en Centroamérica y México.
No hablo de gente que pueda tener simpatía o aprecio por el equipo, sino HINCHAS. Tipos que celebran las victorias y sufre las derrotas de un equipo del otro lado del Atlántico como si fueran propias.
Una final se la gana Di María, otra el Dibu y Montero. Esta Lautaro.
Messi no pesa en los momentos importantes.
— Álvaro Morales (@AlvaritoMorales) July 15, 2024
En redes sociales pueden aparecerte como cuentas verificadas con nombres como @EnchiladoCR7 o @ArjoneroMadridista, publican noticias diarias del Real Madrid e intentan viralizarse con tweets anti Messi o Argentina (que suelen ser los blancos preferidos de estos personajes).
Conclusiones
En general, es difícil lograr un desarrollo tan grande en Centroamérica del fútbol. Muchos de sus países no tienen a dicho deporte como el más popular, o viene corriendo de atrás en cuanto a infraestructura y dinero invertido.
México tiene el capital y la estructura, pero parece caer en un conformismo basado en creer que con eso alcanza, y un excesivo autoelogio impulsado desde medios de comunicación parcializados y que tienen interés directos puestos en el deporte.
Estados Unidos tiene la intención de, al menos, aprovechar el enorme negocio que es el fútbol. Quiso crear su versión con reglas propias, como hizo con sus deportes más populares a nivel local, pero da la sensación de que va a quedar a mitad de camino porque está por demás demostrado de que al yankee promedio no le gusta el fútbol.
Si va a la cancha, es más por la anécdota de ver a algún jugador destacado, pero le interesa más ir a comprar al shopping del estadio, tomar cerveza y que haya algún show de entretiempo.
No entiende el fútbol. Hasta Los Simpson la vieron hace casi 30 años: no asimila que haya pocas anotaciones, empates y sólo dos tiempos.
Así las cosas, está cantado que es cuestión de tiempo hasta que se cree la peña Vinicius Jr. en San Salvador o la filial Camavinga en Tijuana.
Eso sí: de ser competitivos ni hablamos.
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