La primera casa de mis abuelos no era tal cosa. Se sostenía por una serie de maderas irregulares, puertas y ventanas de obras inconclusas y demoliciones concluidas ensambladas a modo de paredes sui generis. No había ladrillos. Casi no había cemento. Tenía, sí, la calidez de un hogar, y eso la ubicaba por encima de … Sigue leyendo MechaFicciones: El ropero
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