Cuando lean esto, ya estarán definidos los finalistas de ambos torneos continentales: Copa América y Eurocopa.
A nivel general, disfruté mucho mas nuestro torneo que el transoceánico. Las razones son variopintas y no creo que haya un hilo conductor en este texto, sino más bien, una secuencia de pensamientos que pueden o no estar entrelazados.
El Fútbol Europeo es aburrido.
Puede o no gustarles esa aseveración, dado que es, en principio, subjetiva. En el fútbol europeo prima, por sobre todas las cosas, la disciplina y el orden táctico. Si se presencia un partido entre dos selecciones del viejo continente de nivel mas o menos parejo, es bastante posible adelantarse a aquello con lo que se va a encontrar. Lo suyo, en general, rechaza la imaginación, el descontrol creativo y la gambeta, por esquemas rígidos que se desenvuelven con un nivel de éxito que pertenece al nivel absoluto de su equipo en cancha. Se nutren de las individualidades extraordinarias, pero no son excepcionalmente MEJORES por ellas. Si estas no están o fallan (como Mbappé), es probable que no superen muchas etapas, pero no definitorio.
Alemania se quedó afuera en 4tos de final porque, teniendo un 11 parejo, no tuvo nunca una figura revulsiva. Pero no la tiene hace por lo menos seis años y no lo supo suplir con otra cosa. El otrora enorme proyecto alemán que derivó en la Copa Mundial del 2014 se desintegró y no han logrado reconstruirlo. A la vez, Francia pudo armar ese proyecto gracias a una generación extraordinaria de jugadores y un talento fuori classi como Mbappé que los llevó a una Copa Mundial en el 2018, y un subcampeonato en el 2022. Con un Mbappé en bajo nivel, en esta Eurocopa, Les Bleus metieron UN SOLO GOL DE CAMPO para llegar a semifinales. Y como el plan era “Dársela a Mbappé”, fracasó. La selección que en el 2022 se enfrentó a Argentina en la final de la copa del mundo, llegó a semis de Eurocopa con un solo gol de jugada. Y de alguna manera hay personajes que dicen que la Euro es un torneo de “mayor nivel”.
Es una Percepción
Cuando Kevin De Bruyne, ese Juan Roman Riquelme bajo en calorías, anunció hace un mes que probablemente su próximo destino sea el fútbol árabe “porque tiene que pensar en su economía”, a nadie se le encendió una lamparita. Kevin De Bruyne gana 400 mil libras POR SEMANA solo de su club, sin contar sponsors. Juega en el Manchester City hace una década. Tiene mas dinero en su caja de ahorro que el que pueden gastar 10 generaciones. No es crítica esto. Digo que nadie, y digo NADIE, puso en cuestionamiento que De Bruyne, a sus jóvenes aún 33 años, priorice irse a la Petroliga por sobre una decena de ofertas mas competitivas.
Es un tema de PERCEPCIÓN.
Si hubiera sido un argentino quien tomase esa decisión, la percepción general hubiera sido que es un pesetero, que lo único que le importa es la guita, etc. Hay vasta evidencia de esto. Como fue un colorado europeo sin estridencias, su comentario fue tomado como eso, apenas un comentario sobre su economía personal y nada más.
Una prepaga, para el porcentaje mayoritario de la población, no representa un gran cambio con respecto a la vieja OBRA SOCIAL. La diferencia de precio entre una y otra se encuentra, en gran medida, en la calidad de la hotelería. En las instalaciones que una ofrece –de acuerdo al plan- con respecto a la otra.
Lo mismo puede decirse del Fútbol Europeo y el Fútbol Sudamericano. Es la apreciación. Los futbolistas son mas hegemónicos y armados físicamente. Los estadios, construidos con la sangre del expolio, son mas bellos. El césped es mas verde y siempre está cuidado. La transmisión por televisión es de mayor calidad. Una pésima película en 35 milímetros en el cine versus una serie muy entretenida en 4:3 en una tele de 14 púlgadas.
La Percepción Confunde
Que la Copa América se desarrollase en EEUU ofrecía un mejor marco a priori para modificar esa idea porque si hay un país que podía otorgar una calidad europea era justamente Capitalismoland. Pero EEUU es hoy y hace varios años una cueva de liberales gusanos que le otorgaron la organización del torneo a una secta evangélica y el resultado está a la vista. Messi, usualmente respetuoso, enumeró en varias entrevistas el tamaño del papelón. Campos de juego de estado paupérrimo, arbitrajes sinuosos, trayectos largos de distancia, transmisiones por TV fallidas. Ni las llaves fueron armadas de manera correcta posibilitando que encuentros de grupos se vuelvan a efectuar en eliminatorias. Todo muy pobre para un país que va a organizar la próxima Copa del Mundo. Si querían analizar cómo hacerlo bien, pues en esta Copa lo hicieron TODO MAL.
Entonces cuando uno ve el nivel de la transmisión de la Eurocopa en un país como Alemania, sucede más o menos lo mismo que con cualquier partido de Champions con respecto a uno de Libertadores. Tal vez futbolísticamente sea más entretenido (y enriquecedor) un Liga de Quito versus Peñarol, pero desde el atractivo visual es un espanto que palidece contra un horrible 0 a 0 sin arcos entre Zenit FC y Lille SOSC.
¿Sería mas lindo un Colo Colo vs Estudiantes de la Plata si se efectuara en el Allianz Arena o en el Wembley?
Y esto trasciende
No es para nada extraño que haya toda una generación de hinchas Latinoamericanos que fanean a clubes europeos. No, no es curioso que Chichiquilote Gonzalez de Jalapa, México tenga una cuenta de Twitter @madridista o @UpdatesCR7. La percepción sobre que es mejor y que es peor ya no pasa por la calidad futbolística, sino por el atractivo estético que deriva de cada espectáculo. Que ojo, por muchos momentos la calidad también pasó por Europa y dado el capital y las crisis (de las cuales son parcialmente culpables), son capaces de tener a los mejores jugadores del mundo en sus filas y por ende, vencer en las pocas oportunidades que hay un enfrentamiento intercontinental. Por supuesto, de 10 partidos entre el Real Madrid y Boca Juniors, el Real Madrid probablemente gane 9.
¿Imaginan al subnormal de Fabra marcando a Vinicius?
Pero no todos los equipos de España son el Real Madrid. ¿Cuántos partidos ganaría el Sevilla contra River Plate? ¿Cuántos partidos vencería el Betis a Racing Club de Avellaneda? ¿Le iría bien al Atlético de Madrid en la Liga Brasilera? ¿Ganaría Francia la Copa América? ¿Se acuerdan los fans del fútbol europeo que Francia no le pudo ganar un amistoso a Canadá hace un mes y medio? ¿Es mejor la plantilla del Livorno que la de Rosario Central?
¿De qué nacionalidad era la estrella del Barcelona cuando esté fue el mejor equipo de la historia?
La idealización afecta también a los intérpretes. ¿Es lo mismo jugar contra el Real Madrid una vez cada dos décadas a hacerlo dos o tres veces por año?
El ejemplo de la Generación Dorada de Básquet es muy útil. La NBA siempre estuvo dos o tres escalones arriba en calidad al básquet FIBA del resto del mundo. No obstante, una vez que la NBA quiso internacionalizarse –por razones de marketing quizás- y comenzó a draftear mas y mas jugadores extranjeros, lo que sucedió es que esos basquetbolistas NBA descendieron a tierra. Ya no eran seres míticos a los que admirar. Sino rivales a los que vencer día si, día no. Se los pudo humanizar y perderles el miedo. Hoy por hoy ya no es 100% seguro que EEUU vaya a ganar el oro en Olímpicos y Copa Mundial.
Existe entonces la sensación que cualquier equipo europeo es, por defecto, de mejor calidad que cualquier equipo latinoamericano, incluso cuando esos equipos europeos se nutren de jugadores criados en este lado del mar y en muchos casos son sus máximos ídolos o estrellas.
¿Pero por qué son tan baratos?
No es que sean baratos. No es la palabra correcta. De vuelta, es un tema de percepción (y en este caso de economía). En Europa no desconocen nuestra crisis económica. Y saben que un jugador que vale 10 millones de dólares paga los sueldos y las cometas y los amigos por generaciones. No están obligados a abonar de más y así, futbolistas que hace 20 años se vendían en 30 millones de dólares (con el dólar a 3 pesos), ahora se venden a 10 y podría ser mucho menos.
¿Cuál sería la tasación de Banega o Agüero en el 2024?
A la vez, los clubes europeos IMPORTANTES (palabra clave) recaudan mucho mas en todo aspecto por el efecto que genera el marketing de sus marcas a nivel mundial. No le paga lo mismo Adidas al Real Madrid que a River Plate. Uno vende casacas en cada país del mundo. El otro no. Lo mismo sucede con la transmisión de los partidos.
A veces, los clubes mas grandes ni siquiera intervienen y tercerizan en clubes de ligas secundarias de su continente (como la Liga Francesa o Portuguesa) para que compren a esos pichones de estrellas, les den el tratamiento europeo (y el look), y luego si pagar lo que corresponde de acuerdo a los números que maneja la industria del fútbol y con eso mejoran los contratos de sponsor, de vestimenta, de transmisión, porque saben que el espectador latinoamericano va a consumir fútbol europeo porque sus ídolos JUEGAN ALLÍ.
¿Es Fullkrug mas que Orsini? (si, todos son mas que Orsini, pero se entiende). Fullkrug vale 15 millones de euros y Orsini le costó a Boca 4 millones de dólares. Fullkrug es el 9 titular de la selección alemana, y Orsini está tan cerca de ser el 9 de la selección nacional como yo de pilotar la próxima nave a Marte. Sin embargo, el mercado dice que uno vale apenas 11 millones mas que el otro. ¿Cuál fue el negociado? (definitivamente Orsini).
¿Quieren darle mas capas de complejidad?
¿Cuántos goles haría Fullkrug jugando en Unión de Santa Fe?
¿Cuántos goles haría Orsini en el Borussia Dortmund?
Es normal que los jugadores latinoamericanos vayan a Europa y rindan, pero el caso contrario no lo podemos evaluar porque no hay casi registros de jugadores europeos cruzando el charco. Y es por la economía, la seguridad, el estilo de vida y la familia. Se cuentan con los dedos los jugadores europeos que decidieron participar del fútbol sudamericano y ninguno lo hizo en su mejor momento. Todo esto suma a esa percepción de “calidades” cuando es solo una cuestión de “finanzas”.
Solidaridad
Lógicamente no es que los jugadores sudamericanos llegan a Europa por un acto solidario. Lo hacen porque tienen un nivel de talento, voluntad o capacidad que los hace apetecibles por equipos europeos que ven en estos futbolistas, interpretes más que capaces a una fracción del valor de un futbolista de origen europeo. Así como los nuestros resultan “accesibles”, los de allá van con precio inflado.
Utilicemos nuevamente el caso de Fullkrug.
¿Cuánto costaría Niklas Fullkrug si se llamara Nicolas Furculo y fuera el 9 de Independiente? 15 millones de euros o 1.5?
¿Cuánto costaría Orsini si en vez de llamarse Nicolas Orsini se llamara Niklas Orschweisteiger y tuviera 5 goles en 20 partidos en el Wolfsburgo?
Hace un tiempo, surgió una explicación de porque el fútbol mexicano no producía grandes futbolistas y porqué la selección de México estaba en su peor momento en décadas. La razón es que el fútbol mexicano paga, hoy por hoy, sueldos europeos en dólares. No hay razón para el jugador mexicano de competir y destacar para llamar la atención del resto del mundo. No les interesa. Ganan lo mismo que en Europa pero con Acapulco de fondo y sin tener que aprender ningún otro lenguaje.
No surgen inferiores de calidad porque se conforman con jugar la Leagues Cup contra los Baltimore School Shooters y la Concachampions contra Suspiro de Concha Futbol Club de Costa Rica. No es curioso que México sea un destino elegido por muchos futbolistas mediocres de nuestro país. Sueldos en dólares jugosos en un fútbol con nivel de Senior.
¿Pero entonces por qué no hay europeos jugando en México?
Bueno, está el muerto de André Pierre Gignac (?), pero recapitulemos. La percepción juega en todos lados. No es que solamente lo sufre un nativo de República Dominicana que está obligado a elegir entre “Delfines del Este” o “El Chelsea de Londres”. También lo viven los europeos que, siendo futbolistas en vez de sociólogos, pasan su experiencia de vida como un prisma de la realidad. Es así que prefieren jugar en el Donbass FC de Ucrania esquivando misiles a ir a jugar al América de México “que es un país muy peligroso”. Cosa que, a la vez, es cierta, pero solo funciona como un defecto real para aquellos que tienen otras opciones. Al futbolista argentino medio pelo no le afecta tanto un montón de cuerpos colgados de un puente si la opción es ser suplente en Independiente de Rivadavia y compartir plantel con Sebastián Villa.
Entonces
Creo que lo que más me jode es ver cómo hay toda una generación de argentinos que es afectado por esa percepción. No es solamente por ser espectadores de fútbol internacional. Creo que los videojuegos también hicieron su tarea y no hubo inocencia.
Títulos anuales como la franquicia FIFA o PES ofreciéndole al gamer futbolero la posibilidad de elegir y dirigir equipos europeos multimillonarios, con la posibilidad financiera de comprar a las mejores estrellas cuyos avatares están diseñados al detalle y que difícilmente rechazan las ofertas, con estadios espectaculares, y en instancias divertidísimas. Lo entiendo y lo aborrezco.
Digo que no hubo inocencia porque, los que tuvimos la posibilidad de viciar esos videojuegos todos los años desde hace mucho tiempo, pudimos analizar ciertos eventos cuestionables. Futbolistas que mejoraban brutalmente su nivel global en una sola temporada solo por saltar a un equipo europeo. Jugadores muy apreciados en nuestras latitudes cuyas facciones eran “CARA GENERICA #4” porque pateaban la caprichosa en un club local.
¿Qué genera esto?
Que en esa repetida percepción del gamer adolescente, los equipos europeos solo tienen grandes figuras y excelentes jugadores y que esos futbolistas son mediocres e inidentificables mientras participan de los torneos sudamericanos. Entonces, Varela, siendo el 5 de Boca Juniors, era nivel 70 en el año 2022, y pasó a ser 76 cuando pasó al FC Porto. Y esto es casi automático. Si en un año pasa a un club más importante europeo, su nivel global seguro vea un salto en el videojuego incluso aunque Varela no haya incorporado ni mejorado gran cosa en su juego.
Ya tenemos dos generaciones de personas que viven y han vivido con los videojuegos como parte de su vida diaria y toda una cantidad de gamers futboleros criados con estas dinámicas que modifican su conocimiento y perspicacia que no tiene que ver con EL DEPORTE. Sino con lo que luce atractivo.
El fútbol no es tan complejo como filósofos vendehumo de pizarrón y tiza lo quieren hacer sonar en un intento desesperado de intelectualizarlo.
Desde su introducción hace siglo y medio ha habido modificaciones para equilibrarlo y cada DT ha intentado superar las limitaciones de sus plantillas. Se mantienen algunas máximas vigentes. La columna vertebral es una de ellas. Un equipo, para competir seriamente, necesita un buen arquero, un buen central mariscal, un buen 5 que marque y de el primer pase de salida, un creador de juego (que históricamente era el 10 o enganche y se paraba posicionalmente delante del 5) y un 9 de area que meta los goles. Ergo, una columna vertebral. Si un plantel cuenta con esas partes, y un resto dedicado, voluntarioso y con capacidad física, puede competir. Si algo de todo eso falla, le va a costar ganar más allá del talento individual.
La gran división entre el fútbol americano y el europeo no tiene mucho que ver con esos apartados, sino con aquellos que estan mas asociados a lo emocional.
El futbolista latinoamericano ansía trascender y es criado con la pasión por el deporte. Tomar la lanza y avanzar dejando atrás cada obstáculo delante como un barrilete cósmico, enfrentarse al enemigo, y vencer con lágrimas corriendo por su rostro porque el objetivo se consiguió. Ese objetivo puede ser ganar un campeonato o dejar una vida de mierda detrás.
Cada pibe en Argentina con una pelota desea ser Messi. Los de mi generación Riquelme, o Maradona.
En Europa desean ser Kevin De Bruyne que a los 33 años anhela tener instalado el último Excel en su oficina en el Abraj Al Bait ZAMZAM Tower.
No es curioso que el mejor europeo de los últimos 40 años, Cristiano Ronaldo, haya tenido una vida tan latinoamericana previa a su éxito .
Pero bueno. Es un tema de percepción.
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