A la vuelta de mi laburo hay una YPF muy grande y sumamente concurrida por camiones: es una zona industrial. Tiene una tienda FULL más bien pequeña, pero provista igual que sus hermanas mayores. Yo suelo ir a desayunar o tomar un café post almuerzo a la tienda porque es muy cómoda y tranquila.
Pero no les quiero relatar acá como yo encuentro fragmentos de alegría en mi vida de oficinista sobrecalificado (?), sino a lo extravagantes que son los valores de las cosas.
Hace unas semanas unos compañeros de laburo me pidieron de favor que a la vuelta de mi cafecito les comprara alguna golosina para el postre. Accedí por supuesto.
Fui a la YPF, me pedí un café que, aunque extrañamente sabroso para ser de Estación de Servicio, también probó ser bastante oneroso. A la postre, los empleados de YPF FULL no suelen entender la diferencia entre taza, jarrito o pocillo, pero capaz es una técnica moderna de ventas (?).
Ustedes dirán ¿Qué tiene de raro que el café sea caro? En principio, absolutamente nada. Salvo que, por ejemplo, un café con dos facturas está 2500 pesos, y un almuerzo propiamente dicho (que puede ser un burrito de verdura con una gaseosa), esta 4500.
Acá lavan guita.
La cuestión se repite de manera incesante en la tienda petrolera.
Sigo con la anécdota.
De repente veo que desapareció la lista de precios que solían tener pegada en los mostradores y me atrevo a preguntar por el precio de un Marroc. Sí, esos cuadraditos deliciosos tamaño dedal que los incautos pueden confundir con una conocida marca de Levadura.
-800 pesos.
-No, pero uno solo.
La empleada cuyo rostro siempre es de “cansada y te odio”, levantó la mirada de la caja registradora, suspiró y me dijo:
-Sí, un Marroc cuesta 800 pesos.
No creo que hubiera forma de hacer que mis ojos estuvieran más abiertos.
-Los hizo el mismísimo Ricardo Fort desde el cielo. ¿Cómo va a estar 800 mangos un Marroc?
La empleada se encoge de hombros y se me queda mirando. En su postura estaba implícito el mensaje “¿Vas a comprar o no la concha de tu madre?”.
Mirando por arriba le consulté por otros precios. Todos estaban muy por encima de los valores de un kiosco normal. La caja de 60, por ejemplo, esta 30 mil pesos. A 500 pesos el Marroc.
Si analizo que YPF compra esas cajas (o cajas grandes con 12 cajas de 60 unidades) y las paga a una fracción menor, las tiendas FULL le sacan a los Marroc ganancias extraordinarias. Un imperio sostenido por columnas de azúcar, cacao y pasta de maní.
Digo que la situación se repite porque no son solamente los Marroc. Su cartera de alfajores (¿?) es amplia y con precios inflados también. Ni me hagan contarles por las opciones chocolatosas. Los valores harían saludable a un diabético grave.
Todo esto me resulta mucho más sospechoso cuando pienso que los precios de una tienda de Estación de Servicio, y una que pertenece a la petrolera de bandera, deberían ser mas baratos que los de los privados. Dado que ellos no compiten, que les rompa el ojete el Estado.
Pero no. Nos rompen al ojete a nosotros que tenemos que juntar monedas para comer un puto Marroc.
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