

DIÁLOGOS: Al Psicólogo
–Que bárbaro viejo, hay hinchas de Racing pidiendo que Costas renuncie.
-Insólito. Ganaron la Sudamericana hace qué… ¿quince minutos?
–Aparte no les fue tan mal este año como para que bardeen tanto.
-Y no, pero el hincha de fútbol actual tiene que ir al psicólogo.
–Al psicólogo, al psiquiatra, al psicoanalista, a que le tiren las cartas, a que le hagan una constelación, a meditar en el bosque. No puede ser que estén tan sacados.
-Desde mi punto de vista pasa por tres lados.
–A ver.
-El primer lado es el más evidente y se relaciona con el segundo. La locura actual mucho tiene que ver con las redes sociales y como el descontento se retroalimenta. Va un flaco a Twitter pensando que fulano es flojo y encuentra un coro de correligionarios que opina similar y le dan fuego a las opiniones. Entonces, no sé, Belmonte tiene un mal partido y va este fulano y dice “Qué pedazo de muerto es Belmonte” y abajo otro le responde “Es horrible” y un tercero dice “inentendible lo que costó ese cono” y parece que son millones los que piensan de la misma manera.
–Encima Belmonte es 5 y lo ponen de 8.
-Eso también pasa. Pero es un teórico cuarto lado que no tiene mucho sentido discutir pero entre nosotros: es normal que la gente no entienda sobre sus hobbies o pasiones. Recuerdo gente puteando a Esteban Tuero porque no ganaba en la Fórmula 1.
–¿Qué tiene que ver?
-Tuero, y todos los pilotos argentinos de esa época que llegaron a conducir un auto de F1, no tuvieron la suerte de llegar a una escudería buena. Tuero por ejemplo conducía un Minardi que comparado a una Ferrari era el equivalente a un Twingo al lado de un Corolla. El tipo no tenía ninguna chance de ganar o hacer puntos. Y sin embargo lo re puteaban.
–Porque no entendían.
-Exacto. Sin ir mas lejos, con toda la información disponible actual, tenes a boludos bardeando a Colapinto por no meterse en podio manejando un Alpine que es el equivalente a manejar una lata de membrillo.
–Sería como putear a Cavani por no hacer goles cuando espera asistencias de Velasco que es un autito chocador.
-Eh, bueno, sí, parecido.
–¿Y el segundo lado?
-Decía, el segundo lado es relacionable con el primero. Tiene que ver con LA GRATIFICACIÓN.
–¿De quién?
-No de quién. De qué. El hincha de fútbol es una persona que disfruta siguiendo un club de fútbol y lo quiere ver competir y ganar. Cuanto más grande es ese equipo o más “gana”, más el hincha se acostumbra a una gratificación periódica. Es un poco lo que sucede con las redes sociales. Una vez que uno recibe elogios por algo dicho o hecho en una red social, empieza a querer recibirlos con frecuencia. Esto le pasa a los hinchas de fútbol. Y a los de Boca, River, y el resto de los equipos grandes de todo el mundo, es casi enfermizo. Hinchas de Boca puteando ídolos. Hinchas de River puteando a Gallardo. Es mundial.
–Bueno, millones de hinchas del Madrid exigían la renuncia de Ancelotti hace unas semanas que ganó 800 Champions. La gratificación constante se convierte en una adicción.
-Así es. Pero ojo, tampoco hay que caer en la trampa de las redes y los algoritmos porque te muestran en parte lo que creen que te interesa y en parte lo que al que pone plata le interesa que veas. Si vos te quedás mucho tiempo con un comentario porque te indignó, al algoritmo lo que le interesa es ese lapso. No lo que vos opines.
–Claro. No es sensato entrar en el camino de la indignación porque te envenena digan lo que digan.
-Y aparte, somos grandes. Ahí es donde entra el tercer lado.
–¿Qué somos viejos?
-No. Que otros no lo son. Nosotros vivimos nuestros 20s con las redes sociales nacientes. Supimos aprenderlas y permanecer en ellas y ahora convivimos a diario con gente en sus 20s y también en sus adolescencias. Tal vez deberíamos abandonarlas, no lo se. El caso es que, por ejemplo Twitter, esta plagado de gente de esas franjas etarias y nosotros cometemos el error de entrar en sus discusiones. ¿Vos entendes que en el 2025 vamos a Twitter y capaz discutimos con pibes de 16 años?
–No me lo puse a pensar.
-Bueno, pensalo y contemplá esto: hay una enorme masa de hinchas de Boca que prácticamente no saben quien es Riquelme más que por las opiniones de los padres. No les reporta ninguna idolatría, pensamiento o agrado. Menos en esta época actual hiperracista, aporafóbica y criptonazi.
–Me perdiste.
-Hablando específicamente de Boca, hay muchos hinchas de Boca generacionales que son incapaces de conectar con lo más personal de ser fans de un club. No es que espero que todos los de Independiente sean anarcosindicalistas, pero uno de Boca debería entender que las raíces de su historia están arraigadas a lo popular y a la inmigración. Tenes hinchas de Boca que odian a los bolivianos y a los peruanos, por ejemplo. Y es en parte porque con el tiempo, con los Macri sin duda, eso se perdió. Se buscó una identidad que no tienen.
–Pero les gusta el fútbol nomas. Capaz los hizo un papá o un abuelo del club. ¿Qué problema hay ahí?
-Y, resulta que tenés al máximo ídolo del club como presidente y un enorme porcentaje de hinchas re puteándolo cada fin de semana porque no es como Macri. Porque es “negro”. Porque es “polentero”. Porque es “chorro”. Incluso hay algo extremadamente psicológico en putearlo porque “compra mal”. Lo analizo y no lo veo lejos a la crítica que hace cierto sector de la sociedad con los pobres porque no saben manejar su dinero cuando toda su experiencia en el manejo de un club es una temporada en Football Manager.
–Bueno, pero tampoco es que no vas a poder criticar si no fuiste dirigente.
-No digo eso. Pero en fin. ¿No te parece que es medio border ponerse tan mal por algo que a fin de cuentas es un espectáculo deportivo? ¿qué diríamos si hubiera gente que se deprimiera porque no les gusta el final de una serie?
–¿…qué vaya al psicólogo?
-Ahí tienen los fanáticos de Game of Thrones.